«Lo que han hecho con Alfredo es una verdadera atrocidad»

Un grupo de vecinos del barrio valenciano de la Fuensanta han mostrado esta tarde su «absoluta repulsa» por el crimen de Alfredo Balaguer Ríos, el hombre de 55 años asesinado en verano en su casa, descuartizado y luego quemado en un paraje de Gestalgar próximo al río Turia.

La semana pasada, la Guardia Civil procedió al arresto de los cuatro sospechosos del homicidio, dos hombres y dos mujeres, una de ellas alquilada por Alfredo en una habitación de su casa de la calle Escultor Salzillo, en el corazón de la Fuensanta. El crimen fue perpetrado a finales de junio.

Sus vecinos no han quedado impasibles ante la barbarie y la asociación vecinal de la Fuensanta ha convocado a las cinco de la tarde una concentración a la que han asistido miembros de la entidad y vecinos de finca de la víctima. En el acto se ha leído un manifiesto y se han guardado dos minutos de silencio en recuerdo de Alfredo.

Un portavoz de la asociación ha leído un emotivo manifiesto. "Queremos manifestar nuestra total repulsa a este asesinato y solidarizarnos con familiares, amigos y vecinos", ha expuesto.

"No existe ninguna causa ni situación que justifiquen actos de violencia. Sólo con la palabra, con respeto, con educación y con diálogo es la manera adecuada de llegar a acuerdos, resolver cualquier situación en una correcta y civilizada convivencia", ha expresado.

Para los vecinos de la Fuensanta, "se ha cometido una auténtica atrocidad hacia nuestro vecino y esto no pasará sin nuestra más rotunda oposición y solidaridad". Los participantes han agradecido "a las fuerzas de seguridad su gran diligencia y eficacia en la investigación y aclaración de los hechos".

Joaquín Otero es el presidente de la asociación de la Fuensanta. "Era un vecino que ha residido toda la vida aquí y, según todos, era muy buena persona". Su triste final "ha sido un acto macabro que, esperamos, no se vuelva a repetir".

Jesús Seligra vive en el edificio donde residía la víctima. "Era padre de un hijo, trabajó en la construcción y luego tuvo un problema de espalda que ya le impidió trabajar. Acabó con una placa de titanio que ha sido una de las claves para identificarlo", ha detallado el hombre.

Alfredo subsistía con una pequeña paga "y no era para nada una persona conflictiva. No se metía con nadie". El hombre vivió solo en la Fuensanta hasta que cometió un gran error: alquilar una habitación a la persona inadecuada, una de las detenidas por el crimen.

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