«He pensado en acabar con su vida»

Todos contra Maje en la Ciudad de la Justicia de Valencia. Como si de una partida de ajedrez se tratara, la reina se queda sin peones y sin amantes que la defiendan. Las dos acusaciones y dos hombres con los que mantuvo sendas relaciones extramatrimoniales desmintieron a María Jesús M., más conocida como Maje, con sus preguntas y manifestaciones en la cuarta sesión del juicio por el asesinato de Antonio Navarro.

José y Tomás explicaron ayer al tribunal cómo conocieron a la procesada, las mentiras que dijo para mantener relaciones sexuales con ellos en los meses previos y posteriores al asesinato, y otros pormenores que arrojaron luz a los hechos que se juzgan.

La joven acusada de planificar el asesinato de su marido simultaneó las relaciones sin que lo supiera ninguno de ellos hasta dos meses después del crimen, según se desprende de las investigaciones policiales y las declaraciones de los testigos. A uno de sus queridos le hizo creer que su esposo, Antonio Navarro, era un hombre muy posesivo y controlador que le infligía malos tratos psicológicos, y también lo tanteó, presuntamente, para saber si estaba dispuesto a matar por amor y odio.

José declaró que era pareja estable de la viuda cuando la policía la detuvo el 10 de enero de 2018. El testigo manifestó que conoció a Maje el 20 mayo de 2017 en la puerta de una discoteca de Valencia. La relación que entablaron al principio no parecía seria, pero días después ya empezaron a quedar tres o cuatro veces por semana e incluso pensaban en comprarse un piso cuando la viuda fue detenida. José durmió con la acusada las noches antes del asesinato y de su detención sin saber nada del plan criminal.

El testigo señaló que Maje le ocultó al principio que estaba casada y le dijo que vivía en un piso con habitaciones alquiladas a dos estudiantes. Días después del crimen, la viuda llamó a José para contarle «algo muy fuerte» y fue entonces cuando se enteró de que el marido de su pareja había sido asesinado en el barrio de Patraix.

Ella le mintió otra vez al decirle que la policía sospechaba que unos terroristas islamistas podrían haberlo matado para robarle el coche. También le habló de otra línea de investigación policial que estaba relacionada con un crimen cometido en el barrio de Ruzafa. Era otra invención de la viuda.

José escuchó la lectura de algunos mensajes que le envió Maje, como «hacemos esta noche un amorcete», el mismo día del crimen, y afirmó que la acusada durmió unas 20 veces en su casa en el verano de 2017 sin saber que estaba casada ni sospechar que tenía más amantes.

Otro de los testigos y amantes de Maje que declararon ayer, Tomás, señaló que mantuvo con la joven una relación estable como pareja hasta mayo de 2017; y después de esa fecha, los encuentros fueron más esporádicos, pero continuaron viéndose hasta octubre de 2017. En una de las ocasiones que hablaron por teléfono, Maje le dijo que unos terroristas islamistas podrían haber asesinado a su marido para robarle el vehículo. Repetía otra vez la invención que había urdido con propósito de engañar.

En otra conversación a través de Telegram, la joven le contó una discusión que había tenido con Antonio tras hacerle creer que su marido la maltrataba y que estaba enfermo de cáncer, dos mentiras más de la acusada. Los mensajes que este testigo facilitó a la policía permitieron obtener más pruebas que incriminan a la viuda, como la conversación leída ayer en el juicio:

-Maje: Me maltrata cariño. Estoy psicológicamente destruida. Esto lo va a pagar caro.

-Tomás: Te juro que lo voy a matar. ¿Has pensado en denunciarlo? Porque te apoyaría al 200%.

-Maje: He pensado en acabar con su vida.

Rocío, la mejor amiga de la acusada, manifestó que rompió la relación con ella cuando se enteró de su detención por el crimen. La joven recordó que le contó a Maje lo que había declarado a la policía, y entonces la viuda llamó a los investigadores para confesar que había mantenido relaciones extramatrimoniales con Tomás, incluso antes de la boda, y luego con José. Sin embargo, la acusada ocultó que tenía otro amante, Salva, el autor del asesinato, y tampoco habló de Manuel, otro compañero de trabajo con el que se acostó varias veces, según declaró ayer en el juicio este hombre.

La responsable de la residencia de monjas de Torrent donde trabajaba Maje afirmó que la procesada era «una profesional estupenda, cercana, cordial y respetuosa en el trato». La viuda escuchó también palabras de elogio de Abigail, una compañera de trabajo con la que mantuvo contacto por carta poco después de ingresar en prisión.

La última persona que declaró, Inmaculada, exmujer de Salva, lo definió como «una buena persona, cariñoso, buen padre, afable y buen hijo». La testigo afirmó que se enteró del crimen porque lo comentaron unas compañeras días después en el Hospital Casa de Salud. También habló con Salva en su domicilio de la muerte del marido de Maje, pero él no dijo nada.