Tierra prolífica en lo que a crónica negra se refiere, la Comunitat no tiene un gran listado de asesinos en serie. Mientras la policía y la Guardía Civil investigan el uso de cocaína por parte de Jorge Ignacio con varias de las mujeres muertas, en la Comunitat existen precedentes de homicidas múltiples. Joaquín Ferrándiz mató a cinco mujeres en Castellón entre 1995 y 1996, pero en ese listado negro también está Pilar Prades, la famosa envenenadora de Valencia, y Joaquín Galán, conocido como el asesino del chat dado que establecía contacto con sus víctimas a través de internet. Estas son sus historias.
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Con un aspecto cuidado y tremendamente educado, Ferrándiz convencía a sus víctimas de que se subieran a su coche para llevarlas a casa tras noches de fiesta en discotecas de la provincia de Castellón. Luego, las llevaba a un lugar apartado, las violaba y las estrangulaba. Cuando la policía detuvo a un camionero por la muerte de tres de estas mujeres, dejó de asesinar para despistar a los investigadores. Fue detenido en 1998 al intentar capturar a otras dos mujeres y se le vinculó con cinco asesinatos entre 1995 y 1996. Fue condenado a 68 años pero podría salir en libertad en 2023. Su modus operandi recuerda al de Ted Bundy, que mató al menos a 30 mujeres entre 1974 y 1978 en Estados Unidos.
En los albores de la era de internet, entre 2003 y 2004, Joaquín Galán, de 20 años, descubrió que podía contactar con personas con facilidad por el chat. Con una facilidad, en cualquier caso, de la que no disponía en persona. Entablaba amistad con mujeres mayores y cuando quedaba con ellas, iba a su casa y las asesinaba. Lo hizo así con Isabel Fornás, empleada del Ayuntamiento de Valencia, donde era guía turística, pero a Concepción Navarro la conoció cuando fue a su casa a arreglar una persiana. Les robó y las asesinó. A Vicente Ferriols también lo conoció por internet, pero se acuchillaron mutuamente y Galán murió. Fue descubierto tras su muerte, cuando se le vinculó con los otros dos asesinatos.
El uso de arsénico para asesinar es bastante común. Pilar Prades fue la última mujer en ser ajusticiada en España. En 1954 terminó con la señora de la casa en la que servía en Valencia a base de continuas infusiones con la cantidad adecuada de arsénico. Fue despedida pero pronto encontró otro trabajo gracias a una amiga llamada Aurelia con quien trabó amistad. Sin embargo, como Aurelia se echó novio, Pilar, celosa, comenzó a envenenarla para pasar más tiempo con el pretendiente de su amiga. Cuando el señor de la casa en la que servía con Aurelia empezó a sospechar, intentó envenenar también a su esposa. Finalmente, el doctor Berenguer, amo de la casa, la desenmascaró y pidió la exhumación del cadáver de la primera víctima, que confirmó lo hallado en la orina de su criada y su esposa: arsénico. Prades fue condenada a muerte.
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