María y Bárbara nacieron gracias a la donación de semen de dos hombres a los que ahora quieren conocer. Y han creado una asociación con el objetivo de derogar el anonimato que protege al donante. Dicen que aunque la ley permite acceder a los informes clínicos no siempre es posible. Las clínicas tienen obligación de garantizar la confidencialidad de quien dona y desde hace 5 años cuentan con una plataforma para controlar que se respeta el máximo de 6 bebés por donante. El hombre recibe una mínima compensación económica por muestra. La mayoría de los donantes son universitarios.-Redacción-
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