El auxiliar de enfermería acusado de violar a una paciente con Alzheimer declara que eran pareja

«Mantuvimos relaciones sexuales dos o tres veces. Éramos pareja», esta fue la primera declaración que hizo el auxiliar de enfermería de una residencia de la provincia de Valencia. Al acusado le piden una pena de 9 años de prisión por abusar sexualmente de manera continuada y durante cuatro años de María, una paciente con Alzheimer. Sin embargo, después decidió acogerse a su derecho a no declarar. Y no ha pronunciado ninguna palabra al respecto desde entonces, a pesar de que de antemano reconociera haber mantenido relaciones sexuales con la víctima.

El procesado aludió a que su «relación sentimental» con la víctima se remonta al año 2015, fecha en la que ella ingresó en la residencia. Según mantuvo, en aquellos momentos «María estaba bien mentalmente. Sabía lo que hacía». Según él, cuando la enfermedad de la víctima se desarrolló dejaron la «relación». Pero sólo el hecho de aquella mujer necesitara de los cuidados de profesionales sanitarios para realizar tareas básicas como fuera asearse ya denotaba que sus capacidades estaban alteradas.

Este es el argumento que defiende la Fiscalía, que ha expresado en su alegato final: «Debido a la enfermedad degenerativa que padecía María, no estaba en condiciones de prestar su consentimiento para un acto sexual. Entonces hablaríamos de un 'consentimiento viciado'«. Dado que la víctima estaba en una situación de vulnerabilidad por la que no era consciente de sus actos, no era capaz de dar su consentimiento para mantener relaciones sexuales.

A lo largo del juicio, las múltiples contradicciones de los testigos, que en su mayor parte eran trabajadores del centro, han llamado la atención. Todos debaten si lo que hacía el procesado, de cerrar la puerta del cuarto de baño mientras la paciente se aseaba, formaba parte del protocolo o no. Sobre todo ha impactado el «pacto de silencio» entre la mayoría de ellos, que decidieron callar a pesar de las múltiples sospechas que había sobre el procesado, un hecho que también ha destacado la Fiscalía.

Una de las testigos, que también era trabajadora de la residencia, declaró en la primera sesión del juicio, celebrado en la sección cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia: «Me dijeron: 'Si tienes el bolsillo lleno el día 1, cállate'». No era un secreto lo que estaba haciendo el procesado cuando conseguía quedarse a solas con la víctima: «Un compañero me dijo que Carlos se había llevado a María para violarla y me preguntó si era en serio que no me había enterado», contó horrorizada.

El testimonio más sonado fue sin duda el de Ana María, compañera de habitación de la víctima. No dudó en alertar a los trabajadores del centro de lo que estaba ocurriendo. «Se la llevaba al baño y cerraba la puerta. Después, se escuchaban gemidos», alertó. La defensa ha tratado de descalificar el estado mental de Ana María, aunque las pruebas hayan determinado que la mujer no sufre ningún deterioro cognitivo a pesar de que tenga dificultades en el habla y tenga que comunicarse de manera escrita.

Otra de las bazas con las que ha jugado la defensa es que no existen pruebas claras de que el procesado violara a la paciente con Alzheimer. Sin embargo, la declaración de un testigo presencial que aseguró que vio al acusado en mitad del acto sexual con María no dice lo mismo.

Lamentablemente, no se ha podido escuchar la declaración de la víctima, dado que falleció a los 60 años en septiembre de 2021 por la grave enfermedad degenerativa que padecía, pero su familia sigue luchando por ella. Cuando la Policía y la Guardia Civil les comunicó que estaban investigando un caso de abusos sexuales contra su madre, la sacaron inmediatamente de la residencia. Ahora, están a la espera de sentencia y de que se haga justicia.

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