Cuando cumplieron 93 y 91 años, a Benjamín y María Dolores, 70 años casados, las rampas de Guadalix de la Sierra se les hacían interminables y pidieron al alcalde de entonces un banquito donde descansar. Y les pusieron el banquito, su banquito, y a menudo se les veía allí. Era su rincón, su alto en el camino. Pero en marzo de 2020, con pocos días de dierencia, el Covid se los llevó. Y el abandono se fue apoderando del banquito. Diana, la nieta, escribió al nuevo alcalde, no quería que el banco que mantenía viva la memoria de su abuelos, terminara desaparaciendo.Y consiguió que restauraran el banco. La fecha de su enlace matrimonial y dos claveles blancos recuerdan a Benjamín y Maria Dolores y, en su nombre, a las víctimas de la pandemia. Y el banco, su banco, sigue dando reposo a los vecinos de Guadalix.
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