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Elude su responsabilidad, asegura que los mandos de extinción no decidieron prevenir a los trenes y, al mismo, los justifica. La consellera de Justicia, Interior y Administraciones Públicas, Gabriela Bravo, ha asegurado en Les Corts que el 112 (Emergencias) no recibió ninguna instrucción preventiva relativa al tren de Bejís que acabó envuelto por las llamas del incendio forestal. Y, por tanto, tampoco la transmitió a los responsables ferroviarios.
Esta ausencia de previsión la ha justificado en un informe preliminar encargado a los bomberos según el cual era imposible prever el comportamiento de un incendio que se tornó repentinamente «anómalo, veloz y errático». Y pasó en sólo tres horas de arrasar 600 hectáreas a 3.000. Y por eso ningún técnico del puesto de mando, comprende Bravo, tomó antes la decisión de cortar el tráfico ferroviario. A grandes rasgos, se vieron sobrepasados por la magnitud de la catástrofe, según sus argumentos.
Así lo ha expuesto durante su comparecencia este jueves 1 de septiembre en el parlamento valenciano para dar cuenta de las actuaciones llevadas a cabo por la Agencia Valenciana de Seguridad y Respuesta a las Emergencias ante los devastadores incendios desarrollados desde mediados de agosto en la Vall d'Ebo, Bejís y les Useres. Juntos, han arrasado más de 30.000 hectáreas.
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La responsable autonómica ha intervenido sobre las 13 horas, en la novena sesión de la diputación permanente de Les Corts. La presencia parlamentaria de Bravo había sido solicitada por los grupos de Vox y Ciudadanos para que diera explicaciones en relación al desastre forestal.
Según ha detallado, fue un rayo latente lo que dio inició al fuego de Bejis. Fue el 15 de agosto, en unas condiciones climáticas «muy extremas», según ha destacado. Poniente de 40 km/h y 32 grados son algunas de las variables que ha puesto como ejemplo.
El fuego avanzó rápidamente por la orografía y condiciones climáticas. Se dio «un escenario perfecto para una propagación de gran intensidad», ha valorado Bravo. Era un fuego especialmente «agresivo y complejo» en el que la prioridad, ha dicho, fue proteger los núcleos de población.
En las doce primeras horas del incendio las llamas habían afectado a más de 600 hectáreas. El martes 16, a pesar de las buenas condiciones climáticas de la noche, la situación se complicó, especialmente por la tarde. «El incendio tenía todos los frentes activos por el calor de la insolación» mientras los tres incendios seguían activos.
Después «la potencialidad del fuego alcanzó niveles insospechados. Por eso se evacuó Bejís y se habilitó un albergue». Así ha descrito Bravo lo que sucedió respecto al tren. O más bien, lo que no sucedió: que ningún organismo de extinción previó el peligro con una antelación suficiente como para haberlo evitado con el corte del tráfico ferroviario.
«A primera hora de la tarde del 16, el incendio estaba fuera de la capacidad de extinción», ha detallado Bravo. «Se adoptaron muchas decisiones, como cambiar el Puesto de Mando Avanzado (PMA) al verse rodeado por las llamas», entre otras, según Bravo. Llegó la evacuación de Toras y Teresa. Era «uno de los momentos más críticos». Los bomberos «escapaban de círculos de llamas creados de manera sorpresiva».
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Según ha expuesto, una unidad de prevención alertó del incidente del tren. Llegó el aviso al 112. Adif informó paralelamente de fuego en las vías. El peligro estaba ya servido sin que nadie hubiera alertado previamente de que las llamas avanzaban hacia a las vías.
Bravo ha citado varios puntos de un informe preliminar sobre lo sucedido elaborado por el Consorcio Provincial de Castellón. A grandes rasgos, «el incendio no hacía prever un cambio tan violento como el que se produjo». A partir de las 15 horas, el fuego se tornó «rápido y errático, con velocidades de avance anómalas». Se dio «una conjunción de factores que convirtió el siniestro en una tormenta de fuego»,.
Los servicios de extinción «priorizaron la protección de población, con varios acontecimientos simultáneos y amenazas múltiples a poblaciones y aldeas o el traslado del PMA a otra población». Se pasó «de 600 hectáreas arrasadas a 3.000» en tres horas, lo que pone de manifiesto la anómala severidad del incendio», según el informe preliminar. Fueron «tres horas terribles» y esa es la información disponible.
Según Bravo, el 112 no comunicó nada a Adif o Renfe porque, sencillamente, no recibió ninguna instrucción preventiva respecto al tren por parte de los técnicos del puesto de mando avanzado. «No puedes comunicar lo que no existe». Nadie estimó el riesgo.
Lejos de culpar, Bravo parece comprender esa ausencia de previsión al reproducir los argumentos del informe de bomberos: «Muchas decisiones al mismo tiempo y un comportamiento del incendio caótico y veloz en el que no se cumplió ni una sola de las previsiones meteorológicas».
En respuesta a la oposicón, ha expuesto: «¿Debíamos saber que el fuego iba a llegar a las vías? No se planteó ese escenario con los datos facilitados por los técnicos en el lugar. Seguramente porque en ese momento el fuego no estaba cerca y no se apreció ese riesgo», ha estimado la responsable autonómica.
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