Los bulos en tiempos de la pandemia

Combatir los bulos y las estafas es cosa de todos. Cada día recibimos un gran número de mensajes y audios sobre la crisis epidémica del Covid-19. Médicos, enfermos y expertos de diversa índole aconsejan y opinan, a través de las aplicaciones de mensajería instantánea o las redes sociales, sobre cómo prevenir el contagio o cómo reducir la carga viral en personas infectadas. Otros difunden falsas noticias, estafan o mienten más que hablan por intereses oscuros. ¿Pero cuáles de estas informaciones son falsas?

Algunas de las 'fake news' mezclan datos ciertos con consejos sin evidencias. La desinformación es otra epidemia que puede hacer mucho daño en la lucha contra el Covid-19, y por eso la masiva campaña de bulos tendrá una respuesta judicial. La fiscalía estudia el origen de los audios, fotografías o vídeos que se difunden en los grupos de Whatsapp o Telegram. Los policías y guardias civiles especializados en criminalidad informática son la punta de lanza para combatir las noticias falsas.

Las mascarillas caseras de papel, los complementos alimenticios, hacer gárgaras con agua tibia y sal, beber agua cada 15 minutos -alegando que el virus no sobrevive en ambientes húmedos-, respirar vapor o tomar bebidas calientes no evitan el contagio del Covid-19. Las únicas medidas fiables para evitar la expansión del virus son las que transmiten las autoridades sanitarias.

Tampoco está hospitalizado en Madrid un anciano que no recuerda su nombre, ni las imágenes de cadáveres en bolsas fueron grabadas en España, Netflix no regala suscripciones durante la cuarentena, aguantar la respiración cinco segundos no es un método para saber si estamos contagiados, y ni la cocaína ni el limón mezclado con bicarbonato ayudan a combatir el Covid-19.

La policía no controla el confinamiento de los ciudadanos a través de la geolocalización de sus móviles, aunque ya se analizan datos de ubicación de forma anónima para estudiar la movilidad y los patrones de contagio. Otras falacias son los vuelos nocturnos de helicópteros para fumigar, la pócima de ajo hervido que cura la infección o el atropello de un guardia civil en un control. Todo es mentira.

La Organización Mundial de la salud (OMS) nunca ha dicho que las mascarillas no protegieran o fueran un elemento ineficaz para evitar contagios en la calle. También es falso que el Hospital General de Valencia pidiera y necesitara con urgencia máscaras de buceo; y las compañías aseguradoras no están exentas de cubrir accidentes de tráfico en casos de desplazamientos no justificados durante el estado de alarma.

Otros dos bulos sobre el ingreso de un recluso con Covid-19 y la liberación masiva de presos en las cárceles italianas provocaron un conato de motín en el centro penitenciario de Fontcalent. «¡Nos vais a matar aquí!», gritó uno de los internos poco antes de que los funcionarios lograran controlar el intento de revuelta.

En lo que se refiere a las estafas, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) alertó en Twitter de un falso aviso que, con el pretexto de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo, solicita números de cuentas bancarias. La excusa de los estafadores es que necesitan esa información para gestionar la prestación, pero el SEPE nunca pide esos datos por SMS u otro medio similar.

Para prevenir robos, estafas e incluso agresiones sexuales, la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia alertó del peligro que entraña abrir la puerta a desconocidos o falsos sanitarios que conciertan citas en domicilios para realizar la prueba del coronavirus. Una vecina de un pueblo de Valencia recibió una llamada de uno de estos delincuentes.