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Dos máquinas remueven la basura en 2012 en Dos Aguas. J. Signes

El cadáver de Marta Calvo, una aguja en un pajar

La Guardia Civil tiene previsto rastrear las montañas de basura del vertedero de Dos Aguas con un perro adiestrado en la detección de restos cadavéricos

Javier Martínez

Valencia

Domingo, 8 de diciembre 2019

Encontrar en un vertedero un cadáver descuartizado es como buscar una aguja en un pajar, pero la Policía Nacional logró recuperar en 2012 el cuerpo de un niño de tres años en la planta de eliminación de residuos de Dos Aguas tras revolver y desmenuzar cerca de 400 toneladas de basura. El caso de Johan David conmocionó a la sociedad valenciana cuando trascendió que sus cuidadoras habían arrojado el cadáver a un contenedor en Valencia.

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La búsqueda del cuerpo de Marta Calvo, la joven de 25 años que desapareció el pasado 7 de noviembre en el pueblo de Manuel, está previsto que se inicie hoy en el mismo vertedero donde la policía rastreó montañas de residuos en un operativo sin precedentes en la Comunitat Valenciana.

Los agentes del Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia y de la Unidad Central Operativa (UCO) siguen las investigaciones para determinar cómo murió la joven. Como ya informó LAS PROVINCIAS, el narcotraficante encarcelado por este caso confesó que descuartizó el cadáver, metió los restos humanos en una decena de bolsas y las tiró a varios contenedores, pero negó haberla asesinado.

Tras dar credibilidad a la versión que dio el presunto homicida cuando explicó cómo se deshizo del cuerpo, la Guardia Civil tiene previsto rastrear el vertedero de Dos Aguas con un perro adiestrado para la detección de restos cadavéricos. El hallazgo del cuerpo es clave para que los forenses determinen cómo murió Marta y corroboren o desmientan la versión del fallecimiento accidental tras consumir cocaína que dio el presunto homicida.

Cuando la víctima de un crimen acaba en una planta de residuos sólidos, los investigadores encuentran muchas dificultades para avanzar en sus pesquisas. Algunos asesinatos quedan impunes y las familias de las víctimas no pueden cerrar el duelo, porque los cuerpos de sus seres queridos no aparecen pese a intensas y costosas búsquedas con excavadoras en montañas de basura.

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Pero existen excepciones. El 4 de junio de 2012, la Policía Nacional encontró el cadáver de un niño boliviano de tres años tras revolver unas 400 toneladas de basura, el 50 por ciento de los residuos sólidos que había esos días en el vertedero de Dos Aguas. El cuerpo del menor fue hallado tras una ardua búsqueda e investigación de la Policía Nacional.

Los dos mujeres procesadas confesaron que arrojaron el cuerpo del niño al contenedor y aceptaron una condena de seis años de cárcel por maltrato, profanación de cadáveres y homicidio imprudente. Las cuidadoras declararon que el niño había muerto de forma accidental al golpearse en la cabeza en un piso de la calle Pintor Pascual Capuz, donde residían las dos mujeres, el menor y una anciana inválida.

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