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J. F.
Jueves, 25 de mayo 2023, 17:14
La Policía Nacional y la Agencia Tributaria han intervenido en los puertos de Valencia y Barcelona más de 1.200 kilos de cocaína ocultos en tres contendores marítimos procedentes de Sudamérica. En la operación antidroga han intervenido también la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional de Colombia, el Homeland Security Investigations americano y las autoridades de Ecuador.
Una ardua investigación ha permitido la desarticulación de una organización criminal internacional que se dedicada al tráfico de cocaína. Los agentes antidroga han detenido a los siete presuntos integrantes de la banda de narcotraficantes.
En el primer envío, llegado al Puerto de Barcelona, la droga se encontraba en un contenedor que transportaba sacos de pegamento para cerámica. Tan solo un mes después se produjo un segundo envío, esta vez al Puerto de Valencia, con la sustancia estupefaciente escondida en la base de un contenedor de bananas.
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Como resultado de los registros practicados, los agentes han intervenido más de 80.000 euros en efectivo, tres vehículos y nueve teléfonos móviles, algunos de ellos con las comunicaciones encriptadas.
La investigación policial se inició a comienzos del año gracias a los canales de cooperación internacional en la lucha contra el narcotráfico. Desde el primer momento, las pesquisas se centraron en una organización criminal internacional que introducía cocaína en España en contenedores a través de los puertos de Valencia y Barcelona.
Tras varias gestiones policiales, los agentes identificaron a los miembros de una red empresarial creada por la organización para la recepción de los cargamentos de cocaína en España. La empresa principal tenía su sede en Valencia.
A finales del pasado mes de enero, los investigadores detectaron un primer envío de tres contenedores, desde el puerto de Cartagena (Colombia) hasta el de Barcelona, cuya mercancía legal se había declarado como sacos de pegamento para cerámica. Tras inspeccionarlos, en uno de ellos descubrieron 1.003 paquetes de cocaína que arrojaron un peso bruto de 1.124 kilogramos.
Tras esta intervención, el entramado criminal cambió la empresa destinataria de sus contenedores en los que ocultaba la cocaína con el objetivo de enmascarar la llegada de una nueva partida de droga.
A mediados de marzo, los investigadores detectaron numerosos encuentros y reuniones de los miembros de la organización encargados de recibir la droga, el incluso llegaron dos nuevos contenedores procedentes de Guayaquil (Ecuador) al puerto de Valencia.
Finalmente, los agentes averiguaron que los contenedores fueron trasladados a una nave, la sede de una empresa controlada por el entramado, y sorprendieron a varios individuos manipulando la base de uno de los contenedores y sacando numerosos paquetes del interior de la estructura.
Esto precipitó la detención de cinco personas y, tras una inspección exhaustiva de los dos contenedores, la incautación de otros 130 paquetes de cocaína que arrojaron un peso bruto de 143 kilos.
Por otra parte, en la nave se localizaron varios vehículos, uno de los cuales disponía de un compartimento oculto en la zona trasera del habitáculo, dispuesto para el transporte de la sustancia estupefaciente.
Los agentes realizaron dos registros: en el domicilio del principal responsable de la red y localizaron 80.000 euros en efectivo y nueve teléfonos móviles, algunos de ellos con las comunicaciones encriptadas.
Con el avance de las pesquisas, los agentes antidroga abrieron una nueva línea de investigación sobre las personas que se encontraban detrás de la importación de la mercancía, encargadas de hacer frente a los gastos y gestiones documentales de la misma.
De esta forma, a finales del mes de marzo, detuvieron a una sexta persona, responsable de la otra empresa que formaría parte del entramado criminal, a la que se había desviado la recepción del primer contenedor en el que se halló más de una tonelada de cocaína.
Por último, a mediados de abril, los agentes detuvieron a otro supuesto miembro de la organización, que era el encargado de conseguir y facilitar el vehículo con un habitáculo oculto para el transporte y distribución de la droga, desarticulando por completo la organización.
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