Un polvorín entre rejas en tiempos del coronavirus. La tensión en las cárceles de la Comunitat Valenciana ha aumentado en los últimos días por la crisis epidémica del Covid-19 y la suspensión de las comunicaciones entre los presos y sus familiares.
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Dos conatos de motín, varias peleas entre reclusos y dos agresiones a sendas funcionarias dispararon las alarmas en las prisiones de Picassent, Villena y Fontcalent. En esta última cárcel alicantina se vivieron momentos de tensión el pasado 14 de marzo, cuando un grupo de internos quemó objetos en un patio. La llama que encendió el intento de rebelión fue un bulo. Varios presos propagaron la falsa noticia de que el Gobierno de Italia había puesto en libertad a los presos para evitar un contagio masivo.
Tres días después, los gritos y golpes que propinaron cuatro reclusos en sus celdas obligaron a intervenir a los funcionarios de la prisión de Picassent. «¡Nos vais a matar aquí!», gritó uno de los presos que estaba en cuarentena. Las protestas tampoco fueron secundadas y los alborotadores dieron con sus huesos en una celda de aislamiento.Días antes, los sindicatos ya habían advertido que aumentarían los incidentes tras la supresión de las comunicaciones, una medida que ha impedido también la entrada de droga en las cárceles. «Muchos reclusos sufren el síndrome de abstinencia y estamos notando las consecuencias», afirma un funcionario.
Tras este aumento de la conflictividad, la asociación de trabajadores penitenciarios 'Tu Abandono Me Puede Matar' ha vuelto a solicitar al Ministerio del Interior que consideren a los funcionarios de prisiones agentes de la autoridad, como los policías y guardia civiles, para que las agresiones que sufren por parte de los presos tengan mayor castigo.
La prisión Picassent alberga unos 2.000 internos y muchos de ellos sufren enfermedades crónicas o son inmunodeprimidos. La estructura arquitectónica de la cárcel con edificios separados, el enorme tamaño del recinto y su antigüedad dificultan las labores desinfección que realizan los propios presos para evitar la propagación del Covid-19.
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El sindicato Acaip solicitó la intervención de la Unidad Militar de Emergencias para fumigar las instalaciones y minimizar el riesgo de contagio, aunque la Delegación del Gobierno aún no se ha pronunciado sobre esta propuesta. La preocupación aumentó después de que dos funcionarios dieran positivo en el test de detección del coronavirus, pero los reclusos de la prisión de Picassent siguen indemnes del Covid-19.
Según Acaip, el número exacto de contagiados en las cárceles de la Comunitat se desconoce porque «no se hacen todos los tests necesarios a los internos ni a los funcionarios«, El pasado martes, una reclusa de 78 años se convirtió en la primera víctima mortal del coronavirus en las cárceles españolas. La mujer falleció en el Hospital de Arganda tras sufrir una grave crisis respiratoria en el centro penitenciario de Estremera.
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