Una de las acusaciones populares del caso Alcàsser ha solicitado al juez que autorice nuevas pruebas forenses «para identificar con rigor científico» los restos óseos ... de las tres niñas encontrados en 1993 en el paraje de la Romana, donde fueron asesinadas por Antonio Anglés y Miguel Ricart, según las investigaciones de la Guardia Civil y la sentencia condenatoria del único procesado.
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El magistrado David Cabrera, que recibió recientemente el traspaso de la causa, ha inadmitido la petición por considerarla innecesaria, pero la Asociación Laxshmi para la Lucha contra el Crimen y la Prevención ha presentado un recurso al entender que el protocolo de identificación se debe realizar ahora con pruebas de ADN.
Según Félix Ríos, perito judicial y presidente de Laxshmi, las tres víctimas «fueron identificadas por antropometría y efectos personales, es decir porque los restos correspondían a tres jóvenes de aspecto, altura y edad ósea compatibles con los de Míriam Toñi y Desirée».
Ríos añade en su escrito que las ropas de los cadáveres «eran las que supuestamente llevaban las niñas la noche de su desaparición, sin obviar que en la fosa y los alrededores aparecieron otras ropas ajenas a las mismas».
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El presidente de la asociación Laxshmi asevera que no tiene dudas de que los restos óseos pertenecen a las tres niñas, pero incide en la necesidad de identificar a las víctimas «con rigor forense» para evitar que Anglés «tuviera posibilidad de eludir la acción de la justicia por una cuestión de forma» en el caso de que estuviera vivo y fuera detenido.
Según el perito judicial y criminólogo, «los tres cráneos nunca fueron inhumados con los cuerpos y se encuentran en depósito en el Instituto Nacional de Toxicología», por lo que solicita que los biólogos extraigan ahora ADN de los mismos para cotejarlo con los perfiles genéticos de los progenitores de las niñas.
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También pide que se realicen las mismas pruebas de identificación «con las dos vértebras que aparentemente no articulaban entre sí con los cráneos», y lo mismo con respecto a la epífisis distal de cúbito y radio, «con especial indicación de que verifiquen que las mismas no fueron serradas, sino que no están terminadas de formar al pertenecer a una adolescente».
La acusación popular que ejerce Laxshmi se ofrece a encargar las pruebas a antropólogos y expertos en genética en el caso de que el juez considere que suponen un gasto innecesario, aunque entiende que la identificación de los restos óseos «deben llevarla a cabo instituciones oficiales».
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Ríos pretende arrojar luz sobre aspectos secundarios «como valoraciones desacertadas en el pasado de algunos de los forenses que intervinieron en este caso», según el escrito presentado en el juzgado, «dejando dudas en el procedimiento en relación a que las vértebras no encajaban entre sí o con los cráneos, o que la epífisis distal de cúbito y radio estaba serrada o no se sabía a quién pertenecía».
Tras reconocer el arduo trabajo realizado por la Guardia Civil en las últimas inspecciones de los coches de Anglés y Ricart y la búsqueda de pelos y otros vestigios, el perito judicial insiste en que todos los protocolos científicos y forenses «recomiendan la identificación por ADN como técnica primaria».
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