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Paula (nombre ficticio para preservar la identidad de la víctima) sufrió todo un infierno. Sus compañeros se reían de ella, publicaban fotos suyas en redes ... sociales con dibujos vejatorios, la excluían... y los profesionales del centro escolar privado de La Cañada al que acudía no hicieron nada para evitarlo.
Así lo estipula la sentencia emitida por el juzgado de Instrucción de Primera Instancia Número 3 de Paterna. El juez considera que es «evidente que el centro escolar demandado no adopto las medidas de vigilancia y control para evitar la situación vivida por la menor, debiéndose señalar que, como ha quedado acreditado, no fue un hecho aislado». Por el abandono que sufrió la menor mientras sufría bullying, el colegio deberá indemnizarla con 6.500 euros.
El acoso que sufría Paula era continuado durante segundo y tercero de la ESO, como argumenta el titular del juzgado. Si no cumplía con lo que las acosadoras, estas se cercioraban de que la niña se quedara sola. Sin amigos. Le robaban el almuerzo para comérselo ellas. Como queda reflejado en la sentencia, las agresoras «le quitaban cosas por el mero hecho de verla sufrir. Cuando 'Paula' les pedía que le devolviesen los objetos que le quitaban y ellas no le hacían caso, llegando a percibir la niña que disfrutaban tanto más cuanto más se entristecía y molestaba ella por no conseguir que se los devolvieran».
La niña llegó a temer hasta participar en clase. Cuando levantaba la mano para responder a las preguntas que hacían los profesores, se reían de ella. Cuestionaban sus logros. Una vez que sacó un 8 en un examen de Historia, la echaron por tierra diciendo que había copiado. Era falso.
Se aprovechaban de la niña. Las acosadoras le tiraban sus libretas para que les hiciera los deberes. Pero el maltrato psicológico no tardó en transformarse en físico. Empujaban a Paula contra las pares, una vez la estamparon contra una palmera, o le propinaban bofetones. Hasta en una ocasión, una de las agresoras le arrancó un mechón de pelo. Todos estos hechos están recogidos en la sentencia del juzgado de Instrucción de Primera Instancia Número 3 de Paterna.
Las vacaciones escolares, que deberían ser momentos de disfrute, para Paula fueron una pesadilla. Estaba las 24 horas rodeada de las agresoras durante un viaje de la Semana Blanca. Las acosadoras «llegaron a implantar un simulacro de disciplina militar, gritándole, haciéndole novatadas, obligándola a dirigirse a ellas como 'comandante' y, más allá de eso incluso, inmovilizándola, amenazándola con matarla e intentando asfixiarla con la mano y con una almohada que colocaron sobre su cabeza llegando a sentarse encima», como plasma la sentencia.
En la sentencia también se recoge otra experiencia traumática que vivió la menor: «En el mes de junio en una excursión de final de curso, se burlaron de ella y le hicieron fotos que subieron a redes sociales mofándose de ella, en concreto una instantánea de Claudia sentada en el autobús sola, con su mochila al lado donde puede verse que habían dibujado un órgano sexual masculino junto a la boca de la niña».
En el informe del estado en el que se encontraba la niña, los profesionales consideraron que Paula presenta un nivel de acoso muy constatado en la intensidad y frecuencia de las situaciones de acoso y hostigamiento. Se sentía intimidada tras recibir amenazas a su integridad, coacciones, también presentaba bloqueo social y exclusión social. Las agresiones le generaron ansiedad, estrés postraumático distimia, disminución de la autoestima, flashbacks, somatización de la vivencia traumática, autoimagen negativa y autodesprecio, según considera la psicóloga que la atendió.
Los profesores estaban al tanto de la situación que atravesaba la niña, pero no pusieron en marcha ningún protocolo contra el acoso para protegerla, como se evidencia en la sentencia. «Ante ello no cabe considerar que el centro escolar actuara con la diligencia exigible, no cabe considerar que el centro escolar adoptase las medidas de control y vigilancia que le son exigibles y que los progenitores de la menor esperan se adopten cuando su hija está bajo el cuidado y supervisión de los responsables del centro escolar», señala el juez.
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