Los compañeros del exjefe de la Guardia Civil del Puerto de Valencia apuntan a que sólo acudía cuando se detectaban alijos

Los compañeros del guardia civil no le quitaban los ojos de encima. Según comentan, el procesado únicamente acudía al puerto de Valencia cuando llegaban los alijos de droga. «Era el primero en llegar», han asegurado. Una actitud que hizo que sus semejantes estuvieran con la mosca detrás de la oreja. Como aseguran, el capitán Jesús Fernández siempre estaba encima de los cargamentos de estupefacientes que llegaban por vía marítima. Pero con un ahínco que hizo que el resto de guardias civiles que lo conocían sospecharan de que había algo raro detrás.

El arresto y el ingreso en prisión de Jesús Fernández Bolaño es el tema más comentado en los cuarteles de la Guardia Civil de la Comunitat. Sin embargo, sus compañeros creen que no tenía cómplices dentro de la Benemérita. Las otras seis personas, tres españolas y tres albanesas, que fueron detenidas en la misma operación no pertenecían al cuerpo.

El investigado comandaba la Oficina de Análisis e Investigación Fiscal (ODAIFI) de la Guardia Civil. Era el responsable de controlar la llegada por mar de cualquier género ilegal a Valencia, junto a Vigilancia Aduanera. Una posición que presuntamente aprovechaba para dedicarse al narcotráfico tratando de pasar desapercibido.

Ocupó el mando de la ODAIFI hasta el pasado mes de mayo. Le ascendieron de teniente a capitán y dejó su puesto, al tener que cambiar de destino como señala el reglamento de la Benemérita. Antes de que se produjera su detención, se encontraba a la espera de que le adjudicaran una nueva misión. Aunque lo cierto es que en esa fecha ya estaba en curso la investigación en la que se sospechaba de su implicación. Esta comenzó hace más de un año por parte de los agentes de Asuntos Internos de la Policía Nacional y la Guardia Civil.

Otro de los indicios que hizo dirigir la mirada hacia Jesús Fernández Bolaño era el alto nivel de vida que tenía. Los investigadores le tendieron una trampa. Él picó. Llevaron a cabo lo que se conoce como una entrega controlada de droga. En un contenedor con fruta iba oculta una tonelada de cocaína. El alijo viajó hasta una nave industrial de la provincia de Valencia. Tras observar la situación, policías y guardias civiles arrestaron tanto al capitán junto a otros implicados en la red. La operación, cuyas actuaciones han sido declaradas secretas por la Audiencia Nacional, se ha desplegado también en dos posesiones del mando apresado. En concreto en un piso de Valencia y en un chalet en Cullera. Los investigadores se han desplazado a ambos puntos en busca de la posible presencia de dinero u otros efectos ocultos.