El encausado (con un polo granate) junto a su abogado. J. Martínez

Confiesa que asesinó de 46 cuchilladas a su pareja en Alzira porque la víctima quería cortar la relación

El encausado, que se enfrenta a una condena de 25 años de cárcel, declara en el juicio que cortó la yugular a la víctima por celos

J. Martínez

Valencia

Lunes, 21 de octubre 2024, 14:39

Un jurado popular juzga a partir de este lunes en Valencia a un hombre que mató a su pareja sentimental con un cuchillo de cocina, el 7 de junio de 2022, en una casa de campo en Alzira a la que acudieron aquel día para realizar labores agrícolas y echar comida a unas gallinas. Amparo Montalvá tenía 52 años y murió al recibir 46 cuchilladas, varias de ellas en el cuello y la cabeza.

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El autor del crimen reconoció los hechos en la primera sesión del juicio, y admitió que mató a la víctima porque ella había conocido a otro hombre y quería cortar la relación. «Le pedí explicaciones porque me dejaba sin ningún motivo, y me descoloqué», contestó el encausado cuando le preguntaron por qué acuchilló a su pareja. Antes de que prestara declaración, su abogado dijo que Eduardo «reconoce los hechos, lamenta lo ocurrido y quiere mostrar su arrepentimiento».

La fiscal solicita una pena de 25 años de prisión para el procesado, Eduardo J. R., al considerar que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato con alevosía y ensañamiento, y también pide que le apliquen las circunstancias agravantes de parentesco y género.

La representante del Ministerio Público recalcó que Amparo no pudo defenderse, porque el acuchillamiento fue sorpresivo y por la espalda, y señaló que el procesado agravó el sufrimiento de la víctimas por las 46 heridas de arma blanca que le infligió.

El juicio se celebra esta semana en la Ciudad de la Justicia de Valencia. Los miembros del jurado popular deberán determinar si el acusado cometió el crimen de forma premeditada, y si conocía las intenciones de la víctima de poner fin a la relación, que había durado entre tres y cuatro años.

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Según la fiscal, el encausado aprovechó que su pareja se encontraba en el gallinero, centrada en las labores avícolas, para apuñalarla en repetidas ocasiones, sobre todo en el cuello y la cabeza, sin que pudiera defenderse o escapar. La víctima sufrió hasta 46 heridas de arma blanca, dos de ellas mortales.

Poco antes del acuchillamiento, la mujer envió un mensaje, a través de la aplicación de WhatsApp, a su hija para quedar ese mismo día con ella para comer, y después envió otro mensaje al hombre que estaba conociendo. Y en ese momento se inició una discusión entre Amparo y Eduardo por los celos de este último. Según la fiscal, la víctima «se encontraba relajada, confiada y sin posibilidad de defenderse ni de reaccionar ni huir».

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El procesado «cogió un cuchillo y empezó a golpearla por todo el cuerpo, tanto con el mango como con el filo, y a apuñalarla reiteradamente en varias partes del cuerpo, principalmente en el cuello y en la cabeza», añade el escrito de la acusación pública.

La hija de la víctima declaró también en la primera sesión del juicio. La joven manifestó que la relación de su madre con el acusado era inestable. La joven explicó que Eduardo era manipulador, ya que intentaba dar pena para que Amparo no lo dejara, y le controlaba el móvil. La testigo dijo que lo sabía porque su madre le pidió que le ayudara a bloquear el teléfono para que el encausado no leyera los mensajes.

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