Un crimen a la semana en la Comunitat: el semestre más sangriento en doce años

Así se desprende de los 27 homicidios registrados en la región entre enero y junio de este año. Los últimos se han cometido en la provincia de Alicante y corresponden al hombre cuyos restos descuartizados aparecieron en una partida de Fontcalent y a la víctima de una paliza mortal en Gata de Gorgos, ambos ya resueltos con arrestos de los presuntos autores.

Evolutivamente, es el peor semestre en este tipo de delitos en doce años, si lo ponemos en contraste con las cifras que el Ministerio de Interior hace públicas periódicamente en sus balances de criminalidad. Es decir, hay que remontarse a 2012 para observar unas cifras tan sangrientas. En ese año se contabilizaban 28 homicidios en la primera mitad del año en territorio valenciano.

Lo normal a tenor de los últimos años es que la cifra de asesinatos no supere la veintena durante el primer semestre. De hecho, el año pasado fueron 16 los crímenes entre enero y junio, de acuerdo con los balances que maneja el Gobierno.

¿Cuál puede ser la explicación del ascenso? Cuando se trata de cifras que, relativamente, no son elevadas, los expertos policiales no se aventuran a ofrecer una razón concreta más allá del simple azar de los conflictos humanos que derivan en acciones trágicas. De hecho la oscilación en este periodo de tiempo es muy amplia. El número de muertes violentas se mueve entre las 10 de 2018 y las 28 de 2012.

Sin embargo, sí aparecen dos fenómenos anómalos si comparamos la evolución de este 2024 con otros años. Por un lado, se aprecia una inusual concentración de once crímenes en el mes de febrero y, por otro, una desproporcionada ubicación geográfica de los asesinatos en la provincia de Valencia. Tanto que, de las 27 personas fallecidas a manos de otras 22 son víctimas de los crímenes en esta provincia. En Alicante ha habido sólo 5 crímenes en el primer semestre y ninguno en la provincia de Castellón.

Dentro del fracaso humano y social que siempre supone un crimen, el único consuelo posible es el de la justicia para las víctimas. Y en eso, al menos, las Fuerzas de Seguridad han respondido con celeridad con el arresto de los sospechosos. En algunos casos, como el del hombre que mató a su vecino en Calpe, el autor se ha suicidado, con lo que esos asuntos quedan cerrados sin consecuencia penal.

A día de hoy, y en el ecuador del año, sólo dos crímenes están pendientes de resolución a nivel policial. Uno de ellos es la ejecución a disparos del desertor ruso por parte de unos sicarios en un aparcamiento de la Vila Joiosa, en manos de la Guardia Civil. Se produjo el 13 de febrero y la investigación todavía está en marcha. El otro caso aún sin sospechosos es el homicidio de Antonio G. R, un hombre de 52 años que murió acuchillado en Faura el 31 de marzo.

La lacra de la violencia machista deja dos mujeres asesinadas en el primer semestre en la Comunitat. Una es Rocío de la Palma, una mujer de 44 años al que su marido, Juan Vicente A. B., arrebató la vida a cuchilladas el 6 de febrero en l'Alfàs del Pi. La segunda víctima tenía 55 años y murió junto a su hijo de 26 a manos de su esposo, que luego se quitó la vida.