Así hemos contado la cuarta sesión del juicio del parricida de Sueca

Pide detenerse para que le den agua. Pero no derrama ni una lágrima. Y vuelve a repetir exactamente la misma frase que acaba de decir palabra por palabra. Un discurso completamente aprendido.

José Antonio A. ha decidido declarar y tener la última palabra: “ Me arrepiento mucho. Ese día estaba bebido y drogado. Pido perdón a María Dolores, a su familia y a la mía”.

“Si alguno de ustedes tiene alguna duda piensen en el principio de presunción de inocencia”, concluye Félix Beltrán.

La defensa asegura que sólo aceptó llevar este caso porque vio que el cliente padecía una alteración mental.

Beltrán también se queja de que no se haya solicitado indemnización para los abuelos paternos.

El abogado sigue defendiendo que no había premeditación del crimen y que no había ensañamiento y por lo tanto sería un homicidio.

La defensa sigue insistiendo en que el acusado confesó y facilitó la investigación. “Podría haber seguido otra guía pero los ha reconocido”, alega. También insiste en que se aplique la atenuante de reparación del daño.

Félix Beltrán alude a que José Antonio sí que sería a su hijo porque cuando entraron los primeros guardias civiles preguntó si Jordi estaba bien.

La defensa cuenta que María Dolores declaró: “Antonio era una persona normal pero cuando bebía se volvía agresivo”. Ahora el letrado dice que el parricida tenía una tía con esquizofrenia con tal de justificar que padecía una alteración psicológica.

También trata de impugnar los informes porque dice que la transcripción no se ajustaba a la declaración que hizo el acusado en su primer interrogatorio.

Incide en que el acusado estaba siendo tratado por un trastorno maníaco depresivo para sostener que padecía una alteración psicológica que hizo que matara a Jordi.

También defiende que no se puede saber cuál fue el orden de las puñaladas y cuál fue la que le generó la muerte por lo que no hubo ensañamiento.

“En principio pedíamos la absolución pero visto que a mi patrocinado ha reconocido que ha dado muerte a su hijo pedimos que si se le condene sea homicidio”, alega la defensa.

El letrado de la defensa, Félix Beltrán, comienza su alegato diciendo que los episodios de los que han hablado los testigos como las vejaciones a las que sometía a María Dolores no son ningún delito de maltrato.

“Ya había reconocido que había perdido a su exmujer y lo único que se le ocurrió hacer para hacerle daño fue matar a su hijo y así matarla en vida. Esa es la culminación de la dominación machista”, alega el abogado de la Generalitat.

El abogado de la Generalitat se adhiere a lo dicho por las otras acusaciones y enfatiza en la actitud tan fría del acusado. “Todas las pruebas nos han dejado claro que José Antonio es un asesino y es un mentiroso”, ha expresado el letrado.

Reyes Albero confiesa que no le dijo a María Dolores que el acusado le habían ofrecido la casa en la que asesinó a su hijo. “Se lo conté a su prima hermana y decidimos rechazarlo y no decírselo porque nos parecía tan cruel”, dice la acusación particular.

La acusación particular se refiere en su alegato final a la declaración del acusado cuando confesó frente al Tribunal del Jurado que había matado a su hijo. “Aquí hemos llorado todos menos él”, señala Albero.

También solicita la agravante de género dado que actuó por el sentido de posesión que tenía hacía su exmujer y que actuó motivado porque ella rompió la relación.

“La desproporción entre el cuerpo del acusado y del niño es alevosía. También porque se trataba de su padre, de las personas en las que más confianza. Y la naturaleza del arma, el niño no podía defenderse”, alega Albero.

Un crimen con ensañamiento. Miembros del tribunal del jurado derraman lágrimas mientras la acusación particular vuelve a recordar cómo asesinaron a Jordi y el dolor que sufrió.

“Estaba todo programado. Su proyecto era matar a su hijo porque con María Dolores no podía porque siempre estaba acompañada”, defiende Reyes Albero.

Incide en el control y el aislamiento al que sometió José Antonio a María Dolores. Una pesadilla. Y cuando quiso huir de él, no lo soportó y acabó con la vida de Jordi.

Además, incide en la cantidad de puñaladas que le asestó José Antonio a su hijo y en la brutalidad del asesinato.

La acusación particular ejercida por Reyes Albero defiende que se trata del caso más monstruoso de violencia vicaria que haya visto en toda su carrera.

“Él sabe lo que hace y quiere hacerlo. Es una persona fría. ¿Han visto ustedes alguna mueca, alguna muestra de arrepentimiento o alguna lágrima? No. No quiere a nadie mas que a sí mismo por eso le cabreó que su mujer lo dejara. La maldad existe y se comporta de esta manera”, detalla la fiscal.

“No es un neurótico. Es una persona fría que ya lo ha dicho el médico forense”, argumenta la fiscal.

Tampoco se ha demostrado que José Antonio A. tenga un trastorno de alcoholismo, por lo que no se contempla él atenuante de alteración psicológica.

El Ministerio Fiscal tampoco admite el atenuante de reparación del daño dado que José Antonio ofreció la vivienda después de que solicitara la responsabilidad civil la acusación. “Nada ha hecho el acusado para que realmente se tenga en cuenta eso”.

La Fiscalía no aplica él atenuante de confesión dado que este atenuante se aplica cuando una persona confiesa un delito que todavía no se puede averiguar. “En este caso era un delito flagrante. Lo pillaron en el momento”, ilustra.

Por eso la Fiscalía pide la agravante de ensañamiento, dado que José Antonio quiso aumentarle el dolor a Jordi. Además de la agravante de parentesco. También explica que se trata de asesinato y no de homicidio “porque hay delitos tan repugnantes que tenemos que castigarlos con mayor pena. El niño se defendía como podía. Lo cogió por detrás y lo apuñaló en la carótida”, relata el Ministerio Fiscal.

Le asestó 27 puñaladas al niño de 11 años. “Las primeras no eran para matarlo con la única intención de causarle mayor dolor. Es la segunda vez que oigo a unos médicos forenses que dicen que una persona muere con dolor”, detalla la fiscal.

La madre de José Antonio llegó la primera a la casa pero el acusado no abrió hasta que no fue la Guardia Civil.

La fiscal prosigue relatando la ejecución del crimen. José Antonio cogió dos cuchillos y Jordi le pregunto a su madre si podía ir a por él. María Dolores llamó a su exsuegra para que fuera a casa del acusado, aunque también tenía miedo. Y cuando le cogió el teléfono a la madre le dio el primer cuchillazo. Y el niño gritó “mamá”.

3 de abril de 2022. Ese día, llama a su exmujer a las 9 de la mañana para que le llevara a Jordi a su casa. María Dolores manifestó que lo encontró bien, sin síntomas de estar bajo los efectos del alcohol. “Esa mujer no quería enfadarlo. Incluso accedió a llevarle a su hijo el día 3 para celebrar el cumpleaños. Pero no tenía preparado nada. Ni comida. Tampoco podían ir a comer por ahí porque él no tenía dinero. Llamó a su abuelo pero no le contestó. El colmo es que José Antonio dijo a los forenses que fue el niño el que cogió el cuchillo. ¿Hasta dónde llega el mentir?”, relata la Fiscalía.

“El delito de agresiones va contra la integridad moral, el delito de amenazas va contra la integridad de la libertad de la persona y el delito de maltrato va contra la dignidad”, destaca el Ministerio Fiscal.

El maltrato se produjo durante un tiempo largo en el que la mujer fue minando su dignidad, como explica la fiscal al Tribunal del Jurado.

Además, la acusación pública también pide que lo condenen por un delito de amenazas por el episodio en el que le puso el cuchillo en el cuello para forzarla a mantener relaciones sexuales.

El Ministerio Fiscal también lo acusa del delito de lesiones físicas y psíquicas. María Dolores tenía que ir con un pañuelo en el cuello las veces en las que la agarró.

Cuatro días antes de asesinar a su hijo, fue a verla mientras llevaba al hijo al colegio. El Ministerio Fiscal insiste en que hay pruebas suficientes para condenarle por quebrantamiento de condena, otro de los delitos que se le imputan además del asesinato de Jordi.

El acusado ya fue condenado a cuatro meses de trabajos en beneficio de la comunidad por un delito de maltrato. Se le impuso la orden de alejamiento contra su exmujer. “Sabiendo expresamente que si se acercaba cometería un delito de quebrantamiento de condena”, detalla la fiscal. Pero aun así siguió a su acecho.

José Antonio perseguía constantemente a María Dolores. Siempre, con cuchillos en los bolsillos. Y la mujer se animó a denunciarlo gracias al apoyo familiar que recibía.

José Antonio A. le dijo al hermano de María Dolores que su exmujer se preparara que ahora iba a ser malo.

“Cuando llegan las agresiones, el 14 de febrero de 2021 él la coge del cuello y la levanta. Ella le empieza a tener miedo. El 13 de marzo de ese mismo año la vuelve a coger del cuello cuando ella le dijo que se había enamorado de otro hombre. María Dolores manifestó: ‘me llevó a empujones hacia la habitación y me puso un cuchillo en el cuello porque quería mantener relaciones sexuales. Como pude le quité el cuchillo y lo tiré por la ventana’”.

La Fiscalía destaca en su alegato final que el acusado dominaba y aislaba a María Dolores.

Comienzan los alegatos finales. El Ministerio Fiscal recalca que desde que contrajeron matrimonio “la actitud que tuvo el acusado con su exmujer ha sido vejatorio. Esas frases de ‘cállate, tú no entiendes’ empiezan a minar la confianza de la persona. El desprecio hacia la mujer ha sido constante todo el tiempo”.

La defensa modifica sus conclusiones y añade una petición de condena. Solicita que en caso de que no le concedan la libre absolución le condenen sólo a 10 años por homicidio.

Los expertos descartan por completo que actuara en un estado de enajenación mental transitoria.

“No tiene ninguna alteración mental. No toleraba que su mujer lo hubiera abandonado y ese sentimiento de furia vio cómo le podía hacer más daño”, detalla la doctora.