Cuatro años de cárcel por convencer a menores para que le enviaran fotos sexuales

Un pedófilo convencía a menores para que le enviasen fotos sexuales a través de dos redes sociales tras hacerse pasar por la representante de una agencia de modelos. El hombre aceptó una condena de cuatro años y tres meses de prisión tras ser juzgado en Valencia por seis delitos de abusos sexuales a menores y otro de elaboración de material pornográfico.

La magistrada presidenta de la Sección Quinta de la Audiencia Provincial de Valencia dictó la sentencia de forma oral después del acuerdo de conformidad alcanzado por las partes. Las acusaciones y el tribunal apreciaron las circunstancias atenuantes de anomalía psíquica y reparación del daño. Rubén A. R. se sentó en el banquillo de los acusados y escuchó la resolución judicial después de reconocer los delitos que había cometido. El joven eludió la pena de 16 años de prisión que pedía el fiscal antes de que las partes alcanzaran el acuerdo.

El procesado engañó a seis menores con la promesa de conseguir un trabajo como modelo para que le enviaran fotos de ellas desnudas o con ropa interior. Según la acusación pública, entre los años 2016 y 2017, el acusado creó perfiles falsos en Facebook e Instagram para hacerse pasar por una representante de una agencia que buscaba modelos para marcas muy conocidas, algunas de ellas de ropa interior.

Con esta excusa, Rubén pedía a las menores que le enviaran fotos en ropa interior o desnudas, y les ofrecía a cambio un trabajo como modelo con un sueldo de 1.000 euros al mes por cuatro sesiones de fotos y una remuneración de 500 euros por cada desfile. Una niña de 12 años y otra adolescente llegaron a remitirle esas imágenes, pero el resto no lo hizo. También utilizó la aplicación WhatsApp para intentar convencer a las menores que no querían enviarle las fotos sexuales.

El presunto pedófilo, que no tenía antecedentes penales en el momento de su detención, borró el contenido de uno de sus teléfonos móviles cuando se enteró de que la policía estaba registrando su domicilio en la localidad madrileña de Navalcarnero.

Tras considerar probados estos hechos libidinosos, el fiscal acusó en un principio a Rubén de siete delitos de abuso sexual en su modalidad de 'child grooming' (uno más de los que ha sido condenado), y un delito de elaboración de material pornográfico. La niña de 12 años envió al pedófilo fotos en las que mostraba sus pechos y sus genitales, y mantuvo conversaciones con el procesado sobre temas sexuales.

Además de la pena de cuatro años y tres meses de cárcel, el tribunal condena al procesado a pagar las costas procesales y le impone también la medida de cinco años de libertad vigilada tras el cumplimiento de la pena de prisión. La sentencia también acuerda la destrucción de todas las imágenes de pornografía infantil intervenidas a Rubén tras el análisis de los dos teléfonos móviles que utilizaba en 2016 y 2017.

El 'child grooming' o acoso sexual a menores por internet es una modalidad delictiva utilizada por pedófilos para obtener fotografías y vídeos de contenido sexual, pero en algunos casos incluso abusaron de las víctimas tras concertar una cita con cualquier excusa. Este delito se castiga con penas de uno a tres años de prisión o una multa en función de la coacción, intimidación o engaño que sufrieron las niñas acosadas.