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Los cuatro individuos que torturaron a un empresario en su chalé en una urbanización de lujo en Bétera se hicieron pasar por guardias civiles ... en los primeros momentos del asalto para doblegar su posible resistencia y evitar que pidiera auxilio.
La víctima declaró ante la Guardia Civil que no guarda grandes cantidades de dinero en su domicilio ni tiene caja fuerte, pero los ladrones no le creyeron y por este motivo lo torturaron tras maniatarlo con unas bridas. Como ha informado hoy LAS PROVINCIAS en exclusiva, los asaltantes infligieron descargas eléctricas al empresario con un collar de los que se utilizan para adiestrar perros, le propinaron golpes en la cara y amenazaron con cortar la oreja a su hijo, un niño de 20 meses, para que les dijera dónde guardaba el dinero.
Los ladrones encapuchados robaron cuatro relojes de prestigiosas marcas, entre otras joyas, y también trataron de llevarse un coche deportivo que estaba aparcado en el garaje, pero no habrían logrado apoderarse de ninguna cantidad de dinero, según la víctima.
Durante las dos horas que duró el asalto, los delincuentes registraron todas las habitaciones del chalé y rebuscaron en cajones y armarios. Uno de los individuos también golpeó a la pareja del empresario. La mujer llegó más tarde al chalé, cuando su marido ya estaba maniatado, sin saber lo que estaba ocurriendo dentro de la casa. En el domicilio también se encontraba una asistenta del hogar, que no sufrió ningún daño y estuvo cuidando al bebé mientras los asaltantes torturaban a su padre.
La víctima llegó a temer por su vida. «Cogieron una botella de whisky. Me la echaron encima y me amenazaron con quemarme vivo si no les decía dónde estaba el dinero», manifestó el empresario torturado. «Encendió una cerilla y me la tiró encima, pero no prendió. Volvió a encender otra y la tiró, y tampoco prendió. Llegó otro y le dijo 'vámonos que aquí no hay dinero. La hemos cagado'. Y se fueron. Yo no tengo ninguna caja fuerte porque no guardo dinero en casa», añadió.
Otros momentos angustiosos que vivió la víctima, según su relato, fueron cuando golpearon a su mujer, que está embarazada, y uno de los asaltantes amenazó con hacerle daño a su hijo de un año y medio. «Puso un cuchillo en su cara y dijo que le iba a cortar una oreja. Creían que yo tenía una caja fuerte y por eso fueron tan crueles. Menos mal que no le hicieron nada a mi hijo», afirmó el hostelero.
Según las investigaciones de la Guardia Civil de Llíria, los ladrones planearon muy bien el robo e incluso podrían haber vigilado a la víctima los días previos al asalto. También prepararon la huida en un coche que aparcaron cerca del chalé. Un quinto individuo esperaba al volante del vehículo, al parecer, para avisar a sus compinches de la posible llegada de los vigilantes que patrullan por la noche en la zona.
La urbanización de Bétera donde ocurrieron los violentos hechos cuenta con un servicio de seguridad privada que realiza rondas de vigilancia con coches eléctricos, más silenciosos que los vehículos con motor de gasolina o diésel, para no despertar a los vecinos por la noche. Incluso, los coche patrulla llevan un potente foco para iluminar las zonas más oscuras durante las rondas.
El asalto tuvo lugar el pasado mes de diciembre cuando el empresario regresó por la noche a su domicilio y los asaltantes, que lo estaban esperando dentro de la parcela, se abalanzaron sobre él y lo redujeron en la puerta del chalé.
Los ladrones llevaban chalecos policiales y se hicieron pasar por guardias civiles, según la víctima. Una hora después llegó su pareja con el bebé, y los delincuentes amenazaron a la mujer para que entrara en la casa y no gritara. También les quitaron los teléfonos móviles y los rompieron para que no pudieran pedir auxilio.
Cuando la Guardia Civil llegó al chalé, la víctima estaba muy nerviosa y tenía la cara amoratada por los golpes que acababa de recibir. El hombre se quejaba por las quemaduras leves y contracciones musculares que le habían causado las descargas eléctricas, por lo que fue trasladado al Hospital Arnau de Vilanova.
Los delincuentes, que se llevaron las llaves de tres vehículos de alta gama de la víctima, pretendían robar uno de los automóviles tras quitarle las placas de matrícula, pero huyeron antes de lo previsto, al parecer, cuando vieron que se acercaba un vigilante en un coche patrulla.
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