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Sola y desnuda ante el tribunal. Así se sintió la víctima de una violación en el juicio. La joven respondió este martes a varias preguntas que le incomodaron, descubriendo intimidades con la voz entrecortada, y revivió la agresión sexual que sufrió el 15 de mayo de 2021 en el portal de un edificio de Paterna.
«¿Por qué no grité? ¿Por qué no hice tantas cosas? Hasta que no te ves en esa situación no sabes cómo reaccionar», respondió la víctima cuando le preguntaron por qué no pidió auxilio en el momento que el inculpado, un joven de complexión fuerte, la forzó tras agarrarla de un brazo e inmovilizarla, según la acusación particular.
«No podía moverme y por eso no me lo pude quitar de encima», manifestó la joven, cuyo nombre omitimos para preservar su intimidad. Cuando el abogado del presunto violador le insinuó que ella había consentido el acercamiento y los besos, la víctima afirmó que había dicho varias veces: «¡No quiero, no quiero!» y «¡para, para!».
Hasta tres veces tuvo que explicar cómo el encausado la violó, presuntamente, mientras respondía a las preguntas del fiscal, la acusación particular y la defensa, con detalles sobre la penetración y la sangre que luego vio en su ropa interior.
La joven se mantuvo firme en su relato, sin contradicciones pero con algún fallo de memoria, y repitió que no quería mantener relaciones sexuales con el acusado, Carlos C. Z., quien declarará en el juicio el último día por petición de su abogado.
La presidenta del tribunal de la Sección Tercera de la Audiencia Provincial del Valencia llamó la atención en dos ocasiones a los abogados de la defensa y la acusación particular para que no hicieran preguntas innecesarias a la víctima, que se mostró muy afligida en algunos momentos de la vista. Con sus reproches, la magistrada evitó un mayor sufrimiento de la joven, que declaró detrás de una mampara articulada para no ver a su agresor.
Los momentos más duros llegaron cuando la víctima explicó al tribunal los insultos, amenazas e incluso las agresiones que sufrió después de acudir a la comisaría de la Policía Nacional de Paterna para denunciar la violación. «Me decían violada y sidosa, venían hasta la puerta de mi casa para insultarme y amenazaron a mi hijo», declaró con tono compungido.
«He llegado hasta arrepentirme de haber presentado la denuncia. El dolor siempre va a ser el mismo se haga justicia o no», añadió la joven, que incluso reconoció que había tenía pensamientos suicidas. Tras la violación, la víctima necesitó atención psicológica y continúa recibiendo tratamiento y ayuda especializada.
«Ya no ha vuelto a ser la misma. Antes salía más con sus amigas y ahora está encerrada en su casa», señaló una testigo. Respecto a las secuelas que sufre, manifestó también que los hechos afectan a su vida sexual, ya que no puede evitar pensar en lo sucedido cuando mantiene relaciones.
La Fiscalía de Valencia pide ocho años de cárcel para el encausado por un delito de abuso sexual, mientras que la acusación particular solicita la pena máxima por los delitos de agresión sexual, lesiones y obstrucción a la justicia: 24 años de cárcel.
Los hechos sucedieron la noche del 15 de mayo de 2021. La víctima quedó aquel día con una de sus mejores amigas en un bar cercano a su domicilio para celebrar el cumpleaños de esta última. El presunto agresor sexual era amigo de uno de los invitados a la fiesta.
Al ver que la chica se iba sola hacia su casa y era de noche, dado que los dos vivían muy cerca, el joven se ofreció a acompañarla «para que no le pasara nada» y para resolver rencillas por discusiones anteriores. Eran las 23:50 horas. La víctima había sido novia del hermano del encausado y conocía a toda la familia, por lo que aceptó el ofrecimiento.
Una vez que llegaron al portal del edificio donde reside el procesado, como seguían hablando todavía, este le insistió para que entrara en la finca con la excusa de cumplir el toque de queda impuesto durante la pandemia.
Siguieron conversando, y en un momento dado, él la besó de forma repentina sin que ella tuviese tiempo de esquivarlo, según el escrito de la acusación particular. «Fue un beso robado», declaró la víctima en el juicio. Ella intentó marcharse, pero el acusado la agarró de los brazos y la inmovilizó contra la pared tras un forcejeo.
«Mientras él la tenía asida por la muñeca con una mano y con la otra le rodeaba el torso, ella no paró de llorar y suplicarle repetidamente 'no quiero, para, por favor, para', haciendo caso omiso a sus súplicas el investigado, que procedió a penetrarla vaginalmente sin preservativo varias veces con dureza, dejando restos seminales en su interior», afirma el escrito de la acusación particular.
Durante la fase de instrucción de la causa, el procesado declaró que no hubo relaciones sexuales entre ellos, pero dos informes de ADN confirmaron que los restos biológicos hallados en el cuerpo de la víctima coinciden con el perfil genético del acusado. Una vez que pudo zafarse, la joven salió del portal y fue auxiliada por una amiga en la calle. Poco después, recibió un mensaje de su presunto agresor a través de WhatsApp: «Tú callada».
La abogada Victoria Bermejo, que ejerce la acusación particular, considera que la intención del encausado era intimidar a la chica para que no denunciara la violación, y por ello le atribuye un delito de obstrucción a la justicia, además de la agresión sexual. También le acusa de un delito de lesiones, ya que el investigado era portador del virus VIH, por lo que la víctima tuvo que recibir tratamiento de forma preventiva tras conocer este hecho.
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