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Agentes de Policía Científica y bomberos cubren el cuerpo del último cadáver hallado.

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Agentes de Policía Científica y bomberos cubren el cuerpo del último cadáver hallado. EFE/ ANA ESCOBAR

El décimo fallecido, el último drama

El uso de yeso laminado para separar las viviendas hizo que los tabiques se derritieran y convirtó la finca en una ratonera de humo y fuego

Domingo, 25 de febrero 2024

Mientras Valencia dormía, los Bomberos y la Policía Nacional buscaban. Entraron por la noche, pertrechados de linternas, cuando el silencio y la oscuridad lo impregnaban todo. Con una labor callada, con el fuerte viento de poniente que se colaba entre los muros desnudos y trágicos de Campanar como banda sonora. Al alba, con las primeras luces del 24 de febrero más triste de la historia de la ciudad, los incansables agentes de la Científica y especialistas de los Bomberos regresaban al cementerio de hormigón de la avenida Maestro Rodrigo. Inasequibles al desaliento, sin pensar que el día anterior habían dado por cerrada la lista de 10 fallecidos hasta que la identificación de los restos humanos demostró que en realidad eran nueve cuerpos. Que todavía una persona seguía dada por desaparecida. Que aún una familia permanecía en algún sitio sumida en un pozo de desesperación. Aferrándose a una última esperanza por lejana que fuera. Y pasadas las 10 de la mañana, el cuerpo del décimo fallecido apareció. El último golpe del peor incendio vivido jamás en un edificio en Valencia.

Policía Nacional y Bomberos han revisado ya por completo las más de 200 viviendas que integran las dos torres de pisos. «Palmo a palmo», como subrayó la víspera de manera enfática la delegada del Gobierno, Pilar Bernabé. Y así ha sido. El jefe de los Bomberos de Valencia, Enrique Chisbert, corroboró que se ha revisado absolutamente cada piso y estancia. Él mismo certificó que no creen que se vaya a encontrar a más víctimas mortales. Ya nadie figura como desaparecido. La propia Bernabé, consideró remota la posibilidad de que el número de fallecidos crezca. También lo descartaron fuentes policiales consultadas por LAS PROVINCIAS.

No obstante, las inspecciones continuarán dentro de la finca. Las viviendas inferiores han sido las más afectadas por las llamas, debido a las elevadísimas temperaturas que se alcanzaron en esos pisos. Esas viviendas han sido las últimas en ser revisadas por los investigadores por esta razón. Allí se acumulan muchos escombros, muebles y otras propiedades de los vecinos, ahora calcinadas. Los especialistas seguirán revisándo a conciencia para descartar por completo que no haya más cadáveres.

Fecha de los funerales

El foco de la investigación se situó ayer en el Instituto de Medicina Legal de Valencia. Allí los forenses culminaron las autopsias practicadas a los cuerpos hallados. No obstante, tres de los cadáveres deberán pasar a estudio antropológico por el estado en que se encontraban, según la Conselleria de Justicia. La información apenas trasciende al estar vigente el secreto de sumario declarado por el juzgado de instrucción número 10 de la capital, pero fuentes próximas al caso han señalado que la inhalación de humo está apareciendo como causa de los fallecimientos.

Todo apunta a que los entierros se producirán no antes del martes, algo que en cualquier caso queda en manos del juez del caso, que es el que debe autorizar que se entreguen los cuerpos a los familiares para proceder a los sepelios. Por definir también si se celebra algún funeral oficial, algo para lo que habrá que esperar la decisión de las familias.

Una ratonera de yeso laminado

Mientras van trascendiendo nuevos detalles de la investigación. Como la ratonera en que se convirtió, para los vecinos y para el personal de extinción, el interior de las viviendas por el deficiente material usado en su aislante. Si los componentes de la fachada están ya en tela de juicio por no evitar el efecto chimenea que se produjo por las placas de aluminio flotantes que la recubrían, el interior no es menos polémico. Los bomberos municipales creen que el aislamiento en los pisos no era el adecuado, lo que permitió una propagación muy rápida del incendio.

El yeso laminado que separaba las viviendas se derritió y eso provocó que el edificio entero se llenara de humo. Las labores de rescate fueron extremadamente complicadas casi desde el primer momento, tal y como confirman fuentes del cuerpo municipal, lo que demuestra la cantidad de bomberos heridos. Un insalvable laberinto para vecinos y personal de extinción.

La administradora de la finca estudia ya una demanda

Buscan respuestas. Adriana Banu, gerente de la administración de la finca calcinada y también vecina, ha publicado un comunicado en el que solicita que las «autoridades competentes, técnicos y responsables de la construcción nos expliquen cómo un revestimiento de la fachada que se vendió explícitamente contra incendios, totalmente ignífugo según su descripción, ha ardido como una falla». En Loradmi Administraciones ya barajan la posibilidad de interponer una demanda. Como anuncian en el comunicado, ya han contactado con sus abogados «y emprenderemos medidas legales contra aquellos que tengan alguna responsabilidad en la construcción del edificio o en su inspección».

La puerta 86

Tras el hallazgo de los diez cadáveres y las labores de identificación de los cuerpos (a la que se dará total fiabilidad con una prueba de ADN con los familiares), la investigación del origen de las llamas es otro de los focos en los que se centrará ahora la Policía Científica. Uno de los extremos que tendrá que determinar la investigación de la Policía Nacional es por qué razón se iniciaron las llamas en una vivienda vacía, la puerta 86. Todo apunta a un fallo eléctrico como detonante del siniestro. El incendio prendió inicialmente en un toldo y numerosos vídeos difundidos por redes sociales y teléfonos móviles muestran como las llamas avanzan de fuera a adentro del inmueble. No obstante, fuentes del caso han descartado que no se descarta que se pudiera iniciar en el interior de la vivienda.

Con los ecos de la tragedia aún resonando, la 'zona cero' de Campanar trata de recuperar la normalidad. El personal de limpieza del Ayuntamiento empezó a retirar ayer los fragmentos de chapa de la fachada y cristales que cayeron junto al edificio. Más de cuatro toneladas de residuos estaban desperdigados por la zona. Cuatro horas y medio de trabajo. 14 operarios implicados en asear el perímetro de la tragedia. El sábado deja repleto de vecinos y curiosos el perímetro policial que aún rodea la finca. Muchos agachan la cabeza cuando ven el edificio. En realidad ya un esqueleto. Otros empuñan el móvil para inmortalizar el drama. El viento remueve las cenizas de las viviendas. Como un símil de las vidas que se construyeron en la rotonda Maestro Rodrigo y que ahora tienen que resurgir. Como el Ave Fénix. Hasta una farola a la que está atado el precinto de 'no pasar' se acerca una joven. Deposita un peluche donde ya hay un ramo de margaritas y un canastillo de flores. El recuerdo a los diez fallecidos. El instante para pedir que este horror sirva para mejorar lo que ha fallado. Que un infierno así jamás rebrote.

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