El hospital La Fe de Valencia es el que levantó la liebre de esta trama de venta de cadáveres a distintas universidades como si fueran cuerpos donados a la ciencia, según confirmaron ayer fuentes de la investigación. El centro valenciano advirtió a la policía ... de que algo raro estaba pasando y gracias a ese aviso se ha podido destapar el asunto y señalar a los posibles culpables de este truculento asunto.
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Todo se desencadenó en enero de 2023 cuando una persona falleció en el hospital valenciano y, tras ponerse en contacto con sus familiares, estos declinaron la posibilidad de hacerse cargo del cadáver ya que no tenían dinero para su repatriación. En ese momento, el área de servicios sociales del hospital valenciano se puso en contacto con el Ayuntamiento en el que estaba empadronada la persona fallecida para que se hiciera cargo del cuerpo dentro de lo que se llama un sepelio de beneficencia, es decir, que los municipios se hacen cargo de los fallecidos que no son reclamados y se costea su entierro o incineración con el presupuesto municipal.
El Ayuntamiento accedió pero pasó el tiempo y el cuerpo del finado no llegó al municipio. Ante esa tardanza, los responsables municipales se pusieron en contacto con los servicios sociales de La Fe y preguntaron qué había pasado con el cadáver. Desde el hospital certificaron la situación, confirmaron que el cadáver sí que había salido de las instalaciones trasladado por una funeraria y se interpuso una denuncia para esclarecer lo sucedido.
Esa denuncia es la que permite desenmascarar la trama y certificar que no era un caso aislado. Lo que pasó con este cadáver sucedió en otros hospitales y en residencias de mayores, por lo que el negocio y el delito era mucho más grave de lo esperado con una venta de cadáveres a universidades al mejor postor. La actuación de La Fe, que actuó diligentemente junto al Ayuntamiento afectado, permitió una rápida actuación y dar con los responsables de esta venta de cuerpos.
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La Funeraria Montesinos es un pequeño negocio de pompas fúnebres con varias décadas de existencia. Ubicada en un modesto local en el popular barrio de Benimaclet, su propietario, José Montesinos, detalla en su linkedin que es propietario gerente desde 1980. Toda una vida tratando con el máximo cuidado a los muertos.
El domicilio social de la funeraria está en Massamagrell, aunque el local del negocio está en la calle Sant Esperit, 7 de Valencia. El negocio carece de página web y su facebook se caracteriza por ser bastante escaso en datos: una foto del propietario, un vehículo de pompas fúnebres con sus coronas y poco más.
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La funeraria es puramente familiar, alejada de los grandes referentes de este negocio que mueven mucho miles de euros. En un reportaje en el periódico El Mundo en 2011 sobre el negocio de la muerte, José Montesinos era uno de los profesionales entrevistados. Montesinos hacía gala de que la suya quizá era la funeraria más pequeña de la ciudad de Valencia y apuntaba que estaba especializada en traslados internacionales de cadáveres.
Montesinos, en el reportaje, aseguraba que su negocio seguía siendo rentable -España vivía inmersa en la crisis inmobiliaria tras explotar la burbuja en 2008- aunque las familias cada día se gastaban menos dinero en coronas de flores y otros suplementos para recordar al finado. Este profesional aseguraba que embalsamaba e incluso se atrevía a reconstruir cadáveres «con el talento de un artesano». En la puerta de su negocio figura su especialidad de traslados internacionales de cadáveres como uno de los servicios que ofrece. De hecho, Funeraria Montesinos se encargó de la repatriación de una mujer rumana a su país que fue víctima de violencia machista.
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En marzo de 2020, el Ayuntamiento de Teulada adjudicó a esta empresa de pompas fúnebres la repatriación de un cadáver por valor de 2.645 euros. La mujer trasladada a su lugar de nacimiento fue la rumana Alina Mocanu, de 36 años, cuyo cadáver fue hallado en el interior de un contenedor en una zona residencial. La mujer, que fue asesinada por un exmarine holandés de 59 años y que contaba con antecedentes por violencia de género, era madre de un menor de 14 años en el momento del asesinato. El Ayuntamiento de Teulada-Moraira asumió el gasto de la repatriación del cadáver de esta ciudadana rumana y el traslado se adjudicó a través de un contrato menor a la Funeraria Montesinos, que cumplió diligentemente el servicio encomendado.
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