«Yo no la maté a propósito, fue un desgraciado accidente por la droga que había tomado. La agarré del cuello para tranquilizarla y me excedí. Lo que hice después fue por miedo y confusión. Me arrepiento de lo que he hecho, porque ella era un encanto de chica y he destrozado la vida de dos familias, la de Vanessa y la mía«.
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Con estas palabras ha tratado de justificarse Rubén Maño en el juicio con jurado que se celebra en la Ciudad de la Justicia. El joven que se enfrenta a prisión permanente revisable por el presunto asesinato y violación de su amiga Vanessa en Chella en 2016 se ha presentado como un joven anulado por las drogas en el momento de los hechos y ha culpado a los estupefacientes de lo que considera una muerte accidental.
Además, ha negado haber violado a Vanessa. «No tuve relaciones sexuales con ella, solo cuatro besos y caricias superficiales«. Su defensa pide que sea condenado a cuatro años de prisión por homicidio imprudente y que el jurado tenga en cuenta un supuesto consumo de drogas que nubló su voluntad en la noche del homicidio de la adolescente.
Rubén dice estar arrepentido y que no le importaría «ir a la silla eléctrica», pero sin embargo no acepta la prisión permanente revisable y pide, a través de su defensa, que se le condene por homicidio imprudente, intentar demostrar un supuesto accidente en la muerte de la menor.
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