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M. García
Valencia
Viernes, 1 de diciembre 2017
Una vecina de Guadassuar, Maricica G., de 53 años de edad, murió el jueves por la tarde de un infarto minutos después de que fuera agredida, presuntamente, por su pareja, Iosif L., de 40 años, ambos de nacionalidad rumana. Los hechos ocurrieron en el domicilio que ambos compartían, dentro de su intermitente relación de pareja, en la calle Nou de la localidad de la Ribera Alta.
Hacia las siete de la tarde del jueves, Eusebio Ramón Samper, un vecino que se encontraba casualmente en la vivienda situada sobre el bajo donde ocurrieron los hechos, escuchó «gritos y llamadas de socorro». El hombre afirmó a LAS PROVINCIAS que no lo dudó un instante y bajó las escaleras con celeridad para auxiliar a la víctima. Al mismo tiempo, llamó a la Policía Local, quien avisó a la Guardia Civil. Tras la llegada de los agentes, y con Eusebio frente a la vivienda, el presunto agresor abrió la puerta.
«Ella estaba vistiéndose y sentada en la cama. Tenía la cara hinchada», explicó este vecino, quien señaló que le preguntó a Maricica si su pareja le había agredido: «Le pregunté si le había pegado y me dijo que sí. Inmediatamente, cayó desplomada». Los agentes también investigaron en un principio si en la presunta agresión se había usado algún objeto.
Mientras tanto, según explicó este vecino, la actitud de Iosif frente a los agentes era de negación en todo momento: «Él decía que no le había pegado, pero le pedía perdón mientras lloraba y la acariciaba con cariño». Pocos minutos después, la mujer, quien tiene una hija que vive en Alzira y dos hermanos que residen en la propia localidad de Guadassuar, fue trasladada en ambulancia hasta el centro sanitario más cercano, el Hospital Universitario de la Ribera en Alzira, donde entró en parada respiratoria y falleció tras sufrir un infarto. La autopsia certificó que la mujer murió por un ataque cardíaco. La víctima tenía varias excoriaciones en su cuerpo, pero no presentaba ninguna fractura.
La pareja compartía la vivienda con un hombre mayor que había sido trasladado a una residencia pocos días antes. Los vecinos de la calle afirmaron que habían tenido que quejarse en ocasiones anteriores por ruidos y comentaron que ambos consumían alcohol. Ayer seguía custodiada la vivienda por parte de la Guardia Civil, mientras el presunto agresor era trasladado a la casa desde el cuartel de Carlet, donde permanecía detenido por un delito de malos tratos en el ámbito familiar, para efectuar la reconstrucción de los hechos. Allí permaneció durante media hora.
En su estancia en el cuartel coincidió con Eusebio, el primer testigo del hecho, quien acudió a explicar lo ocurrido: «Cuando lo vi le dije que fuera un hombre y que dijera la verdad». Está previsto que el detenido pase hoy a disposición judicial.
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