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J. A. Marrahí
Domingo, 23 de octubre 2022
En lugar de curar a los animales los maltrataba. Esta es, al menos, la conducta que la Guardia Civil imputa a un veterinario de 59 años arrestado en Valencia en el marco de una operación bautizada como Cornellius. Y es que, según la Benemérita, el sospechoso cortó las crestas a más de 4.000 gallos de pela por toda España. Por todo ello le imputan un delito continuado de maltrato animal y otro de falsedad documental.
Las investigaciones en torno a este peculiar caso comenzaron después de que los agentes tuvieran conocimiento «del descrestado y desbarbado de gallos» por parte del hombre, según detallan fuentes de la Benemérita.
Averiguaron, además, que el veterinario ejercía en la provincia de Valencia. Entonces, y tras reunir las primeras pistas, los investigadores solicitaron a su clínica veterinaria las actas pertinentes para esta actividad.
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Tras analizar pormenorizadamente toda la documentación recabada, la Guardia Civil ha descubierto más de un centenar de documentos en los que figuraban 4.445 gallos del tipo conocido como 'combatiente español' descrestados y desbarbados, tanto machos como hembras.
Siempre según las indagaciones de los especialistas de la Benemérita, el veterinario llevó a cabo este tipo de maltrato a los gallos por media España. En concreto actuó en las provincias de Alicante, Almería, Asturias, Cáceres, Cádiz, Cantabria, Castellón, Granada, Huelva, Madrid, Murcia, Palma de Mallorca, Pontevedra, Sevilla, Toledo, Valencia y Zaragoza.
Sin embargo, «en algunas de ellas ni siquiera llegó a estar presente», matiza la Guardia Civil. Simplemente extendía un acta falsa. Además, ahonda el Instituto Armado, «todos los gallos» analizados en la investigación «fueron descrestados y desbarbados cuando tenían un mes, tres e incluso nueve». La legislación marca que este proceso sólo puede realizarse en menos de 72 horas después del nacimiento del ave.
Normalmente, «este tipo de prácticas son utilizadas para las peleas ilegales de gallos», destaca la Comandancia de la Guardia Civil. Dentro del ámbito legal, apuntan, «esta mutilación sólo está autorizada en aras del bienestar animal y exclusivamente en los machos».
Como resaltan las fuentes de la Benemérita, «el corte de estas partes del cuerpo en los animales trae como consecuencia un postoperatorio muy doloroso». La explicación es que las heridas que se producen «afectan a numerosas terminaciones nerviosas» del ave.
Las diligencias desarrolladas por la Guardia Civil han sido ya entregadas a la Fiscalía de Medio Ambiente y Urbanismo de Valencia. La investigación sigue abierta y pronto entrará en su fase judicial.
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