Así ha sido la décima sesión del juicio del caso Marta Calvo

La jueza anuncia que se da por finalizada la sesión. “Va a ser un día duro mañana”, comenta la presidenta del tribunal.

SE RETIRA LA ÚLTIMA TESTIGO

“La cocaína era de mucha pureza”, asegura la víctima. Aunque no se analizaron las muestras.

Jorge Ignacio niega con la cabeza. Se ríe de manera sarcástica. Se pone la mano en la cara. Deja su actitud impasible y se le nota nervioso. Inspira profundamente y frunce el ceño

La acompañante de la víctima le da la mano mientras esta declara para tranquilizarla. “Tuve una pareja latina y sé que ‘balacear’ significa tirotear. No sé si llevaba un arma encima”.

La testigo comenta que una compañera suya que estaba al tanto de su experiencia con Jorge Ignacio le dijo que denunciara al ver en las noticias el caso de Marta Calvo. “En aquel momento todavía no se sabía que él introducía droga en el cuerpo de las chicas. Yo declaré mi experiencia”

“Jorge Ignacio le dijo a mi compañero que se enfrentó a él que no se iba a liar a puñetazos, que él se dedicaba a ‘balacear’”. La víctima explica que este término significa participar en un tiroteo.

A raíz de esta experiencia, la víctima dejó de citarse con hombres. “Me marcó mucho. También ha cambiado mi forma de relacionarme en mi vida personal. Ya no me fío de la gente”

“Estuve muy alterada y me entró taquicardia. No fui al médico porque tengo cuatro hijos y no quería que supieran a lo que me dedico ni que estoy en contacto con sustancias”.

“Él me persiguió pidiéndome que le devolviera el dinero que me había dado y le dije que no. Me estaba esperando un chico en el coche para hacer otro servicio y se enfrentó a Jorge Ignacio”, pero el acusado no se achantó.

A la superviviente se le entrecorta la voz. “Él estaba muy tranquilo. Yo tenía mucho miedo. Pedí ayuda por la ventana pero no pasaba nadie. Le pedí que se fuera pero no quería. Estaba apoyado en la pared mirándome con una frialdad como esperando a ver qué me pasaba. Me puse la ropa y salí corriendo de la habitación”.

Pero la situación se volvió a repetir. “Vi cómo volvió a introducirme otra roca de cocaína. Me la saqué e intenté pedir ayuda por la ventana”

A lo largo de la cita, la víctima notó que el acusado le había introducido “una roca como un grano de uva” en su sexo. “Me ardía y me exploré y extraje la droga de mi cuerpo. Me volvió a decir que yo había aceptado a realizar una ‘fiesta blanca’ y le dije que no consistía en eso y que no lo volviera a hacer”.

La víctima relata que el acusado insistía en que consumiera. “Tomé un poco y le dije que una ‘fiesta blanca’ no era que sólo consumiera yo. Él volvió a negarse a consumir y me dijo lo mismo que en la otra ocasión, que él ya había consumido mucho”.

“Sacó un cilindro bastante grande con cocaína. Esparció la droga en un plato. Había puesto una cantidad que no consume nadie. Ni siquiera las personas que son muy adictas”.

En la tercera cita, la víctima y el acusado habían quedado en un hotel y Jorge Ignacio le pidió que fueran a su casa en Manuel. “Le dije que iría en mi coche. Él se negaba y yo le dije que si iba sería en mi vehículo. Dijo que no y nos quedamos en el hotel”.

“Dijo que había consumido mucho pero no creo que fuera así. Venía muy perfumado, calmado, arreglado. Una persona que ha consumido no se muestra así. Viene más desaliñado”.

“En la primera cita me estuvo preguntando si consumía y si podíamos hacer una ‘fiesta blanca’. Le dije que sí. En la segunda cita trajo la droga y él no quiso consumir. Me dijo que volvía de una fiesta. Le dije que si él no consumía yo tampoco y se enfadó y se fue”.

La víctima presentó la denuncia cuando salió en los medios de comunicación el caso de Marta Calvo. Lo reconoció en las imágenes. Se citó en tres ocasiones con Jorge Ignacio.

Es otra de las supervivientes del acusado. Viene acompañada a declarar. Vuelve a colocarse el biombo para impedir que ella  y Jorge Ignacio se vean

ENTRA EN SALA LA CUARTA TESTIGO

SE RETIRA EL TERCER TESTIGO

En la tercera semana del juicio, Jorge Ignacio repite su vestuario: una camisa azul a cuadros arremangada y unos pantalones vaqueros. Su actitud también es similar, aunque esta vez se le nota más alterado. Entrelaza las manos y mira al testigo fijamente.

La letrada de la defensa protesta por las intervenciones de la jueza. Vuelve a estar latente la tensión entre ambas que se pudo ver en las sesiones anteriores del juicio. “Le digo que es mi trabajo. Yo también puedo protestar por las intervenciones que no están fundamentadas en ningún dato y que van dirigidas a confundir al jurado. Yo no le he amonestado por sus intervenciones así que abstengas de llamarme la atención por la mías”, replica la jueza.

Al acusado se le intervinieron los teléfonos móviles por una orden judicial. A partir de esta intervención salió el listado de contactos.

Es el guardia civil que recogió la declaración de la víctima que ha declarado al inicio de esta décima sesión del juicio de Marta Calvo. “Distinguimos muy bien entre una persona que está nerviosa a una que tiene miedo. Te dabas cuenta de la valentía de la víctima pero se vino a bajo mientras relataba los hechos. Se notaba que vio peligrar su vida y que estaba aterrorizada”.

ENTRA EN SALA EL TERCER TESTIGO

EL SEGUNDO TESTIGO SE RETIRA

Según relata el testigo: “Algunas de las víctimas acudieron antes de que Jorge Ignacio se entregara”.

“El testimonio de la víctima es completamente verosímil. Tiene un ‘modus operandi’. Actúa de la misma forma con todas las víctimas”.

Le preguntan al testigo sobre la víctima más joven de Jorge Ignacio, que ya acudió a declarar. “Repetimos el mismo protocolo con todas las víctimas. Hicimos un estudio de su posicionamiento telefónico para darle verosimilitud a sus testimonios. Se constató que era así”.

La abogada de la defensa le hace gestos al acusado para que se calme cuando este le habla de manera alterada. Jorge Ignacio hace gestos con las manos y con el ceño fruncido

El testimonio del guardia civil coincide con el de la víctima que ha declarado hace unos minutos en cuanto a las fechas. “Contactamos con ella porque Jorge Ignacio la había llamado horas antes de quedar con Marta Calvo”.

Jorge Ignacio garabatea de forma insistente. No le enseña sus notas a su abogada. Las únicas veces que mantiene contacto visual con el testigo lo hace de manera fría. Su rostro no muestra ninguna expresión

La defensa solicita que se retire el biombo. El testigo es un guardia civil que está citado en cuatro sesiones del juicio

ENTRA EL SEGUNDO TESTIGO

SE RETIRA LA PRIMERA TESTIGO

Durante el primer encuentro, la víctima no requirió asistencia médica. “Al expulsar las rocas de cocaína me encontré mejor. Nunca había vivido una experiencia así. Eso no es una fiesta blanca. Le dije: ‘Con esta cantidad me dará una sobredosis. Estás loco. Casi me matas’”.

En el segundo encuentro, el acusado no llegó a sacar la droga. “Vino de una manera muy extraña. Lo vi violento. Me dijo: ‘cállate que hablas mucho’. Cada vez se ponía más agresivo. Me asustó muchísimo.”

La testigo comenta que la segunda vez que Jorge Ignacio contactó con ella también fue con el contexto de realizar una “fiesta blanca”.

“Trajo una cantidad de cocaína exagerada. La llevaba en varias bolsas”.

“Me chilló cuando le pregunté cuánto tiempo iba a estar. Le llamé la atención y me miró de forma muy intimidatoria. Fingí que me llamaban por teléfono y se fue”

La víctima recuerda que le volvió a dar cita en noviembre, casi coincidiendo con la fecha en la que Jorge Ignacio se reunió con Marta Calvo. “Le volví a dar cita para que me pagara. Tenía miedo de que me hiciera lo mismo que la otra vez”.

“Después se fue con las piedras de cocaína. Le dije que volviera a pagarme la hora y media que estuve mala y al día siguiente vi sus WhatsApp diciendo que había vuelto y que le abriera pero ya estaba durmiendo”.

La víctima declara que, cuando se dio cuenta, Jorge Ignacio tenía a su lado “muchas piedras de cocaína”. Le preguntó si le había introducido alguna de ellas y el acusado le respondió que no. “Me encontraba fatal. Fui al baño y expulsé una piedra de cocaína. Luego encontré otras tres piedras en mi sexo. Volví y se lo dije. Estuve una hora convaleciente y ni se preocupó por mí. Cuando le dije que había encontrado las piedras de cocaína se introdujo una de ellas en el agujero de su pene”.

“No es muy hablador. Me pagó, se duchó. Cuando vuelvo había sacado la droga. Puso dos rayas de cocaína. Empezamos la relación. Insistía mucho en que consumiera. Era muy antipático. Al principio me pareció que Jorge Ignacio también consumía aunque hay mucha gente que puede engañar”.

“Él sacó una bolsa de cocaína de tamaño considerable”, dice la víctima mientras hace un cuenco con sus manos

“Fue el 24 de octubre. Recuerdo la fecha porque la tengo marcadísima. Me pidió si hacía fiesta blanca. Le invitea tomar una bebida y me dijo que no bebía. Tampoco me dejó fumarme un cigarro”.

“La guardia civil se pone en contacto conmigo a mi número de trabajo. Me preguntaron si conocía a Jorge Ignacio y a Marta Calvo y dije que no. Me llamaron porque Jorge Ignacio me llamó antes de llamar a Marta. Cuando fui a la guardia civil le identifiqué en una fotografía en la que salían varias personas”