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La mascarada tendida por los 'Bocanegra' para enmarañar su implicación en el doble asesinato del día de Todos los Santos en el cementerio de Torrent ... ha empezado a desenredarse este martes. La segunda sesión del juicio con jurado en la Ciudad de la Justicia ha vertido un sinfín de pruebas contra Ramón. G., alias 'El Bobo', su madre, Amparo, y su padre, Ramón, 'El Mone'. Sí estuvieron en el camposanto el día que tuvo lugar el doble crimen. La madre no se cortó el día anterior poniendo flores sino el mismo día de los asesinatos. Y no estaban en el cementerio de Valencia ni en Aranjuez, como aseguraron ante el tribunal popular, sino siendo los verdugos de un miembro del clan rival de los 'Marco' y de un ciudadano totalmente ajeno a la violencia entre los dos grupos y que cayó víctima de una bala perdida.
Son las principales conclusiones de las testificales que han lanzado este martes ante el tribunal popular los testigos, policías locales, nacionales e investigadores de Homicidios que han prestado declaración. Especialmente definitorio es un elemento. Junto al cuerpo de uno de los asesinados los agentes localizaron un bastón que se le cayó a un anciano durante el tiroteo. En dicho objeto se halló sangre perteneciente a Amparo. Así lo ha corroborado la jefe del Grupo de Homicidios que se hizo cargo del caso. Jarro de agua fría sobre la coartada de la madre de los 'Bocanegra'. Ella lanzó el lunes una peregrina explicación. No estuvo ese día en el camposanto, pero sí la víspera, colocando flores en la tumba de su hijo. Debió cortarse y por eso había sangre en el lugar. Imposible, pues sus restos genéticos aparecieron en el bastón, que sólo estuvo allí el día del doble asesinato.
Un sinfín de testigos sitúan a los 'Bocanegra' en el cementerio de Torrent. «¡Ha sido el 'Bobo', ha sido el 'Bobo'!», fueron los gritos que lanzaban las decenas de personas que salían huyendo despavoridas del camposanto minutos después de que se produjeran «al menos tres disparos». Así lo han corroborado varios policías locales que han comparecido ante el tribunal de la Audiencia de Valencia. 'Bobo' es el apodo de Ramón G., el considerado autor material de los disparos.
Miedo. Emoción. Tensión. En la sala se han vivido todo estos momentos. «Si a esa gente la ponen en libertad, al día siguiente vuelven y nos matan». A Pedro G. no le ha temblado la voz para señalar al matrimonio formado por Ramón y Amparo, y a su hijo Ramón, como autores del asesinato. Aunque si ha mostrado su temor a que vuelvan a poner un pie en la calle.
Él recibió un disparo en la pierna. Hijo de uno de los fallecidos, aunque ha negado ser miembro de los 'Marco'. Ha relatado la violencia vivida y ha puesto rostro a sus responsables: los 'Bocanegra'. «Nos dijeron que si nos íbamos nos mataban. Nos dieron con todo lo que pillaron: palos, garrotes…». Y luego un disparo en la pierna que lo dejó postrado en el suelo.
La víctima ha relatado cómo la pistola la llevaba oculta en el mandil Amparo. A ella se le cayó el arma al suelo y la cogió Ramón padre. Se le volvió a caer después de encañonar ya a los integrantes de los 'Marco' que habían ido a colocar flores en la tumba de un hijo. La pistola la acabó recogiendo el 'Bobo', que fue quien abrió fuego, según los testigos. «Una bala iba para mí, otra para mi abuelo y otra para mi padre», ha asegurado. Su padre, Antonio, murió. La bala perdida acabó con la vida de José Luis, un vecino de Torrent ajeno a la guerra entre clanes que ponía flores en el camposanto.
«Dispararon a mi hijo, cayó al suelo y desde entonces se me acabó la vida». Emocionado y con la voz entrecortada ha declarado Juan Ángel, el padre de Antonio, el miembro de los 'Marco' fallecido en la reyerta. «Me pegaron con una tabla de palé que había en el cementerio. Sacaron el arma. Cuando me di cuenta tenía a mi hijo muerto entre los brazos».
La investigación del grupo de Homicidios se encaminó hacia los acusados la misma noche del suceso. Así lo ha aseverado la jefa del Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. Los testigos enseguida les señalaron. Identificaron en fotografías a los procesados. Y la triangulación de sus móviles hizo el resto. Los situó en el cementerio de Torrent, pese a asegurar ellos en su declaración que estaban en el de Valencia o hasta en Aranjuez.
Los móviles también los situaron en Puertollano (Ciudad Real), el lugar en el que se ocultaron tras los asesinatos. Los investigadores pincharon sus teléfonos y sus conversaciones también les delataron. «Si nos detienen tenemos que decir que la pistola se nos disparó accidentalmente», fue la conversación de uno de los procesados durante una llamada a un hijo en la cárcel. Aun así, la investigación de Homicidios fue laboriosa y se prolongó durante más de tres meses.
El juicio proseguirá este miércoles con la testifical de especialistas en Balística y agentes de la Policía Científica. El jueves está previsto que el jurado empiece a deliberar sobre la culpabilidad o inocencia de los 'Bocanegra'.
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