Drogadas con vino, champán y cerveza

Un informe de la Guardia Civil ahonda en el método utilizado por Jorge Ignacio P. J., el presunto homicida en serie sospechoso de la desaparición de Marta Calvo, para doblegar a sus víctimas durante citas sexuales. Todo en busca del propósito final que le atribuyen: la introducción de bolas de cocaína en sus zonas íntimas a pesar del peligro mortal que ello entrañaba.

Según la investigación de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Benemérita, los testimonios de mujeres recabados permiten concluir que el sospechoso llevó a cabo esta práctica sin su consentimiento. Por ello los agentes no descartan el suministro a algunas chicas de sustancias o medicamentos en sus bebidas. Es lo que se conoce como la sumisión química, propia de agresiones sexuales con sustancias como la burundanga, término popular de la escopolamina.

En este caso, la Guardia Civil no apunta a un tóxico concreto, pero sí se refiere a una «sustancia desconocida» que provocó en algunas víctimas «una situación de somnolencia, debilidad e incluso inconsciencia» que llegó a poner en riesgo su vida. Por esto, según los agentes, Jorge atentó contra su integridad sexual, de ahí que se le atribuya un delito sexual además del homicidio.

Los agentes cuentan con hasta cuatro testimonios de víctimas supervivientes cuya sensación de malestar o inconsciencia sobrevino antes de la supuesta introducción de rocas de cocaína por parte del sospechoso y después de consumir bebidas que éste les ofrecía: vino, champán o cerveza.

Para los agentes de la UCO la conclusión es evidente: a pesar de contar con la voluntad de sus víctimas para mantener relaciones sexuales a cambio de dinero, «en absoluto habrían otorgado permiso a Jorge para introducirles cocaína en sus zonas íntimas». Esto se agrava ya que la voluntad «de todas ellas quedó prácticamente anulada por los efectos de la cocaína y otros fármacos suministrados».

Para la Guardia Civil había en Jorge un patrón de conducta sexual repetido y coincidente. Primero, siempre según la investigación, les insistía en que consumieran la coca que él portaba a los encuentros. Después, les masajeaba el cuerpo con esta sustancia hasta tratar de introducir la droga en sus zonas íntimas. «Y todas coinciden en su negativa tajante» a esto último.

¿Cuál era el propósito último del presunto homicida en serie? La Guardia Civil lo tiene claro: «satisfacer su incontrolable deseo sexual» sin importarle el riesgo, «un afán egoísta por saciar sus inclinaciones». Para los agentes, conocía el peligro al que exponía a sus víctimas y lo sustentan en un hecho: cuando fue preguntado en relación con la muerte de Marta le preguntaron si recordaba algún incidente en el que, tras consumir alcohol y cocaína, la chica sufriera problemas de salud o muriera. Y Jorge respondió que sí, que tales hechos sucedieron en Valencia si bien no los recordaba con exactitud.

Fue en la capital donde dos mujeres perdieron la vida tras supuestos encuentros sexuales con el sospechoso. En el caso de Lady Marcela, en junio, Jorge está acusado de homicidio. Por la muerte de Arliene Ramos, en marzo, de omisión del deber de socorro. Antes de que acabe el año nueve de las supervivientes declararán ante el juez instructor.