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Un grupo de bomberos de la UME acudió al incendio, pero no llegó a intervenir. Iván Arlandis
Las familias de las víctimas del incendio de Campanar piden que no borren las grabaciones del 112

Las familias de las víctimas del incendio de Campanar piden que no borren las grabaciones del 112

Solicitan que no destruyan los archivos de las conversaciones de los bomberos y policías locales para esclarecer por qué no pudieron rescatar a las 10 personas fallecidas

Javier Martínez

Valencia

Sábado, 28 de diciembre 2024, 01:29

Las familias de siete de las diez personas fallecidas en el incendio de Campanar han pedido al juez instructor que impida el borrado de las grabaciones de llamadas recibidas en el 112, 091 y 062 el día de la tragedia, así como las realizadas por las personas que quedaron atrapadas por el fuego en sus casas.

Los familiares de las víctimas quieren conocer qué instrucciones dieron los bomberos para la evacuación de los dos edificios destruidos por las llamas, y por ello pidieron al magistrado que reclamara y escuchara las comunicaciones de los bomberos y policías, y también las grabaciones de las llamadas recibidas en los dos teléfonos de emergencias.

Como la solicitud fue desestimada, el abogado Ignacio Grau, que representa a las familias de siete víctimas, ha pedido al juez que requiera a Centro de Coordinación de Emergencias, Policía Nacional y Guardia Civil que conserven «los registros, llamadas y conversaciones efectuadas el 22 de febrero de 2023 referentes al incendio» hasta que la Audiencia Provincial de Valencia se pronuncie sobre el asunto.

El letrado argumenta en su escrito que resulta necesaria la diligencia de investigación, porque la normativa sobre comunicaciones de redes públicas «establece un plazo de 12 meses de conservación de las grabaciones».

Algunas de las personas fallecidas estuvieron hablando por teléfono hasta el último momento con sus familiares, que les pidieron que intentaran bajar a la calle. Fueron momentos de pánico por el riesgo que suponía el avance del fuego, y las víctimas dudaron en seguir las recomendaciones de los bomberos o hacer caso a sus familiares.

El 112 recibió llamadas de seis personas, al menos, que estaban atrapadas en viviendas de los edificios destruidos por el fuego, por lo que las familias de las víctimas quieren que se investigue si hubo descoordinación en los rescates fallidos. «Hay que averiguar cuándo murieron. Mis representados fallecieron a las nueve de la noche, y desde las 17:44 horas ya estaban los bomberos en el edificio», afirma el abogado Manuel Mata, que representa a los familiares de dos víctimas. En el incendio murieron 10 personas, tres de ellas menores de edad: dos hermanos de tres años y ocho días de vida y una adolescente de 14 años.

Una hermana de la profesora de Secundaria fallecida en el siniestro acudió a las 18.30 horas al al edificio en llamas, instante en que comunicó a un policía el lugar exacto donde residía la víctima. La mujer había hablado por teléfono con su hermana poco antes. Ella y otras personas pidieron a los bomberos y policías que rescataran a los vecinos que aún no habían salido de sus casas en el segundo edificio, cuando el fuego todavía no se había propagado a la torre más baja.

Los familiares de las víctimas todavía se preguntan si las informaciones sobre las personas atrapadas fueron trasladadas al bombero responsable del operativo para que actuara en consecuencia. «¿Existió la coordinación adecuada?, y de no haber existido o haber sido negligente, ¿quién es el responsable?», pregunta el abogado Miguel Ferrer, que representa a la familia de la profesora fallecida.

El incendio tuvo lugar el 22 de febrero en un complejo de dos edificios en la confluencia de las calles Poeta Rafael Alberti y las avenidas Maestro Rodrigo y General Avilés, en el distrito de Campanar en Valencia. El fuego se inició sobre las 17:30 horas en la cocina de la vivienda número 86 y se extendió en poco tiempo al comedor y la fachada tras reventar los cristales de las ventanas del balcón.

La primera autoescalera que llevaron los bomberos no funcionaba, lo que retrasó la extinción del incendio. El foco del fuego estaba en un balcón de la octava planta, por lo que los bomberos pidieron con urgencia un segundo vehículo con escalera, que pudieron desplegar poco después, pero las llamas ya se habían propagado por la fachada debido al material inflamable de la misma y las fuertes rachas de viento.

Una posible fuga del gas refrigerante de una nevera causó el incendio, según un informe de la Policía Científica. El fuego destruyó en pocas horas dos bloques de 10 y 14 plantas con 138 viviendas en las que vivían 450 personas. Las rachas de viento alcanzaron los 60 kilómetros por hora entre las cinco de la tarde y las nueve de la noche del fatídico 22 de febrero de 2023.

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