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El menor acusado de participar en el asesinato de su padrastro, un enfermo impedido y expolicía local de Catarroja, se enfrenta a una condena de ocho años de internamiento y otros seis de libertad vigilada. La Fiscalía de Menores solicita la máxima pena para el adolescente detenido por ayudar a su madre a matar a Isaac Guillén Torrijos, aunque está abierta a lograr un acuerdo de conformidad que evitaría el juicio.
El joven debería obtener la libertad provisional hoy lunes tras cumplir los nueve meses de internamiento, el plazo máximo que permite la ley, aunque el pacto de conformidad podría prorrogar su reclusión. Como ya informó LAS PROVINCIAS, el menor confesó que había ayudado a su madre a gasear y estrangular a la víctima.
Tras cometer el asesinato, el 1 de diciembre de 2019, Beatriz F. C. y su hijo hicieron creer a sus familiares y amigos que Isaac se había marchado de forma voluntaria para suicidarse con la ayuda de alguien. Siete meses después, la Policía Nacional descubrió el horrendo crimen, encontró el cadáver de la víctima y detuvo a los presuntos asesinos tras una ardua investigación.
Un crimen planificado
Isaac era especialmente vulnerable por su discapacidad. La enfermedad que padecía (ataxia cerebelosa) le impidió defenderse y pedir auxilio, ya que apenas podía moverse y hablaba con balbuceos. Según la declaración del adolescente, su madre comenzó a planear el crimen meses antes, e incluso compró la parcela de Godelleta para deshacerse del cadáver.
Horas antes de estrangular a su marido, Beatriz lo convenció para que tragara unas pastillas que le aliviarían el dolor. Como él no se fiaba, su mujer ingirió una cápsula, que previamente había vaciado, para que no sospechara. Antes de trasladarlo a Godelleta, dejaron sus teléfonos y el de la víctima en las casas de una amiga y una prima de la presunta asesina. «Mi madre me dijo que así no podrían rastrear los sitios donde habíamos estado», declaró el joven tras su detención.
Una vez dentro de la parcela, conectaron una manguera a una bombona de gas, abrieron la espita, pusieron la salida del tubo junto a la cabeza de Isaac, que estaba inconsciente en el asiento del copiloto, y cerraron las ventanillas y las puertas del coche.
Beatriz y su hijo se fueron a pasear y regresaron media hora después, pero como la víctima seguía con vida, se marcharon otra vez y volvieron al cabo de un rato. Como Isaac aún respiraba, la mujer le pidió a su hijo que le diera el cordón de una de sus zapatillas para estrangularlo, y el menor se apartó porque no quería ver la escena.
Enterraron el cadáver
Según la autopsia, la víctima ya estaba muerta cuando su mujer y su hijastro enterraron el cuerpo en la parcela. Antes de meterlo en un agujero y taparlo con tierra y piedras, el menor comprobó que Isaac no respiraba ni latía su corazón. Días después, Beatriz y su hijo regresaron a la parcela y echaron sosa cáustica a la fosa.
Aunque el cadáver estaba en estado de descomposición cuando fue hallado por los agentes del Grupo de Homicidios, los forenses determinaron que la víctima murió por estrangulamiento. Los investigadores de la Policía Nacional también hallaron en la parcela la silla de ruedas que Isaac utilizaba para desplazarse.
Tras confesar el joven de 17 años su participación en el asesinato, la Fiscalía de Menores solicita ocho años de internamiento para el adolescente procesado. El acuerdo de conformidad podría complicarse por la indemnización de 200.000 euros que reclama la acusación particular para los dos hijos de la víctima. La autora material de crimen será juzgada por un jurado popular.
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