El fratricidio anunciado que nadie evitó en Picassent

Era una tragedia anunciada, según los vecinos, por las peleas casi a diario entre Salva (homicida) y José (víctima), que hacía todo lo posible por sacar a su familia adelante. La Policía Local de Picassent había acudido varias veces al domicilio de los hermanos, una vivienda de la calle Escultor Galarza, para mediar en las disputas cada vez más violentas.

«Se escuchaban golpes, gritos, insultos... Casi todos los días tenían una bronca en casa. La Policía ha venido cinco o seis veces que yo recuerde en los últimos años, pero seguro que son más», afirma uno de los vecinos que llamó al 112. «José era el más cuerdo de toda la familia. Cuidaba a su madre y a su hermano, y trataba de tranquilizarlo cuando se metía droga, pero Salva es más corpulento y agresivo», añade el testigo.

El viernes por la tarde, los vecinos escucharon los gritos desgarradores de la madre, que estaba en la casa, y presagiaron la tragedia. «La pobre mujer no paraba de llamar a su hijo entre sollozos», recuerda otro vecino.

Tras el apuñalamiento, el fratricida entró en su habitación y no salió de allí hasta que fue detenido por la Guardia Civil. Mientras tanto, los sanitarios trataron de reanimar a la víctima, pero sus esfuerzos fueron en vano. José sufrió varias cuchilladas en el estómago, la espalda y otras partes de su cuerpo. Dos de las heridas eran mortales. La novia del hombre fallecido sufrió una crisis de ansiedad y recibió atención médica. Según las primeras investigaciones, Salva discutió con la pareja de José y acuchilló a su hermano cuando éste último medió en la disputa.

Una comisión del Juzgado de Instrucción número 2 de Picassent se trasladó al lugar tras ser avisada por la Guardia Civil. El conductor de la ambulancia trasladó el cadáver al cementerio municipal para que el forense y los especialistas de la Guardia Civil pudieran examinarlo. Los hermanos Romaguera residen en la vivienda de su tío, que también estaba en la casa cuando tuvo lugar el crimen.