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LP.ES
VALENCIA
Miércoles, 14 de octubre 2020, 18:09
El 16 de agosto de 2017, a las 15.30 horas, un vecino accede a un garaje del número 18 de la calle Calamocha, en la ciudad de Valencia, y se encuentra el cadáver de un hombre. Su cuerpo presentaba ocho puñaladas en el tórax y el abdomen, una de ellas en el corazón. Es el origen del crimen de Patraix y la víctima es Antonio Navarro Cerdán, un ingeniero de 36 años oriundo de Novelda (Alicante) y que convivía en la finca junto a Maje, su esposa.
El vecino halló el cuerpo de la víctima, inherte y boca abajo, tumbada entre dos plazas, cuando regresaba de recoger a su novia en moto. Al entrar en el garaje observó algunas manchas sobre uno de los coches, que finalmente resultaron ser restos de la sangre del fallecido.
Esta persona acudió al cuartel de la Guardia Civil de Patraix, situado junto al lugar de los hechos, para alertar del macabro hallazgo. Los agentes de la Benemérita fueron los primeros en acudir al lugar de los hechos. Poco después llegó la Policía Nacional, que acordonó la entrada al aparcamiento y trató de localizar debajo de los coches y en el interior de los contenedores el arma con la que se cometió el asesinato, un cuchillo que no encontró hasta unos días después. También se trasladaron con urgencia varias patrullas de la Policía Local de Valencia y una ambulancia del SAMU.
El autor de los hechos, que más tarde se supo que era Salvador, se escondió antes de las 7 de la mañana, agazapado en el garaje junto al coche de la víctima, y luego, hacia las 7.40 horas, le acuchilló, presuntamente, cuando se disponía a subir a su vehículo para desplazarse al lugar donde esa mañana iba a trabajar. Según su familia, Antonio no solía aparcar su coche en el garaje, pero la noche anterior lo habría estacionado allí por indicación de su esposa, Maje.
Antonio N. era ingeniero de una conocida empresa española de construcción. La víctima se marchaba a trabajar a las siete de la mañana de lunes a viernes. La víctima y su mujer vivían en la calle Calamocha desde hace un año y medio, desde principios de 2016.
Su mujer, Maje, estaba muy preocupada porque Antonio no respondía a sus llamadas al móvil y las sirenas de las ambulancias y de los coches patrulla de la policía alertaron a la pareja del fallecido de que algo grave ocurría a escasos metros. Maje se dirigió a la policía para averiguar qué ocurría y con la ayuda de sus descripciones sobre la vestimenta de su pareja, el coche que conducía y el número de la plaza de garaje ayudó a los agentes a identificar el cadáver.
Poco después, un equipo de la Policía Científica llegó al lugar y realizó una minuciosa inspección en la escena del crimen. Los agentes buscaron huellas en el coche de la víctima, que tenía un cristal fracturado, y en otro turismo que estaba estacionado al lado.
El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía de Valencia se hizo cargo de las investigaciones y el cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia.
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