Un guardia civil fuera de servicio detiene a los atracadores de un estanco en Gandia

Un agente de la Guardia Civil de Tráfico que se encontraba fuera de servicio frustró el atraco a un estanco de Gandia y detuvo a los dos hombres encapuchados que asaltaron el comercio, uno de ellos armado con un cuchillo de grandes dimensiones, tras encañonar con su arma reglamentaria a los delincuentes en el momento que se disponían a salir con la caja registradora.

Los hechos ocurrieron sobre las 19 horas del pasado jueves, cuando Miguel Ángel Iglesias observó a dos jóvenes que merodeaban con actitud sospechosa en los alrededores de un estanco del municipio. Tras fijar su atención en ellos desde la distancia, el guardia civil intuyó que los individuos se estaban preparando para cometer un robo, y como prevención para frustrar el posible atraco, llamó con su teléfono móvil a la Policía Nacional, cuerpo que tiene las competencias de seguridad en las calles de Gandia, para informar de sus sospechas.

Mientras el agente informaba de la situación a una operadora del 091, ambos ladrones se colocaron un pasamontañas e irrumpieron en el estanco. El guardia civil, sin ni siquiera colgar la llamada, inició entonces una carrera, desenfundó su pistola particular y entró en el establecimiento. "En ese momento lo único que pensaba es que la dueña del estanco estaba en peligro y que tenía que ayudarla", afirma Miguel Ángel Iglesias, de 48 años de edad, que está destinado en el Destacamento de Tráfico de la Guardia Civil de Gandia.

Una vez dentro del comercio, el agente vio que los atracadores estaban al otro lado del mostrador. Uno de ellos amenazaba a la dependienta para encerrarla en una estancia contigua y el otro hurgaba en la caja registradora. Ante el temor de que la mujer resultara herida, el agente apuntó a los delincuentes con su arma y gritó: "¡Alto, Guardia Civil!". También les gritó que se tiraran al suelo, pero los ladrones hicieron caso omiso y uno de ellos esgrimió el cuchillo contra el guardia civil.

Fueron momentos de gran tensión y peligro en los que Iglesias actuó con gran celo y serenidad. El guardia civil se colocó en la puerta del estanco para impedir cualquier intento de huida de los atracadores y les ordenó en varias ocasiones que tirasen las armas y se tumbaran en el suelo. Los delincuentes desoyeron los gritos del agente de paisano e incluso tomaron la caja registradora para tratar de escapar con el dinero de la recaudación, pero Iglesias lo impidió con su pistola en mano.

Tras ser atacado por uno de los ladrones con un cuchillo, el guardia civil se vio obligado a realizar un disparo de advertencia sin que resultase nadie herido. "Disparé al techo porque intentó acuchillarme", explica el Iglesias. Tras esto, el agente volvió a ordenarles que soltaran las armas y se tirasen al suelo y esta vez obedecieron.

Momentos después llegó la Policía Nacional, que se hizo cargo de los atracadores y las diligencias. La mujer agradeció al guardia civil su valiente acción. Iglesias lleva 30 años en la Guardia Civil y ha estado destinado en Barcelona, País Vasco, Teruel y Valencia, donde ha realizado otros servicios meritorios.

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