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Dícese de un buceador que oculta o rescata un alijo de cocaína adosado al casco sumergido de un barco. Así podría definirse la palabra 'narcobuzo' ... en el argot del submundo de la droga. La Guardia Civil ha detectado en seis ocasiones este método de introducción de droga en Valencia en los últimos diez años.
Para no ir por detrás de los narcos, los agentes antidroga de la Guardia Civil comenzarán a utilizar muy pronto drones submarinos con sistemas de grabación de última generación para buscar alijos de cocaína en los cascos de los buques y detectar también a los 'narcobuzos' que los sacan del agua.
La adquisición de diez aparatos del modelo Gladius Mini S tiene como objetivo reforzar la capacidad de la Guardia Civil en la prevención y la persecución del tráfico de drogas en aguas de la Comunitat Valenciana y otras regiones con grandes puertos marítimos.
Tras detectar en los últimos años nuevas técnicas de ocultación de droga en las embarcaciones que llegan a los puertos de la Unión Europea, la Guardia Civil ha adquirido más medios tecnológicos para incrementar y mejorar las inspecciones que realizan los equipos de investigación fiscal de Valencia, Alicante, Santander, Vigo, Bilbao, Tenerife, Las Palmas, Málaga, Barcelona y Algeciras.
Las redes de narcotráfico aprovechan distintos huecos de los cascos de los buques, tanto por encima como por debajo de la línea de agua, para esconder alijos de cocaína, y por ello necesitan a 'narcobuzos' para ocultar la droga en el país de origen y sacarla semanas después cuando el barco atraca en un puerto español.
El mismo individuo que esconde la droga en un puerto de Sudamérica, algunas veces dentro de artefactos que atornillan al casco del barco, viaja a España para rescatarla. Suelen ser submarinistas con experiencia por inmersiones con fines deportivos y hasta militares, pero aceptan trabajar para los narcos a cambio de grandes cantidades de dinero.
Con la adquisición de diez drones submarinos Gladius Mini S., la Guardia Civil refuerza la seguridad en diez puertos de España «frente a todo tipo de amenazas y de manera singular contra el contrabando», según han informado fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia.
Los nuevos aparatos permitirán realizar un mayor número de inspecciones en los cascos de los barcos que seleccionen los agentes de la Unidad de Análisis e Investigación Fiscal y de Fronteras de la Guardia Civil (UDAIFF), y servirán también para apoyar las inmersiones de los buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS), que actuarán cuando sea necesario tras visionar las grabaciones de los drones submarinos.
«La adquisición de estos equipos ha sido sufragada al 80% dentro del marco del programa de ayudas EUAF 2021 (Union Anti-Fraud Programme) de la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude, y el 20% restante por la Guardia Civil», según han informado las mismas fuentes de la Comandancia de Valencia.
El motor patentado del Gladius Mini S reduce la posibilidad de quedar atascado en la arena, y por ello estos aparatos funcionan de forma fiable en entornos submarinos adversos. Los drones submarinos que ya utiliza la Guardia Civil tienen un mando a distancia que admite conexiones wifi, transferencia de datos por cable a dispositivos electrónicos (como teléfonos móviles o tabletas) y una batería con una autonomía de hasta cuatro horas.
La Guardia Civil ha realizado este jueves en aguas del puerto de Valencia una demostración de la operatividad de los nuevos aparatos submarinos. Un instructor de la Unidad de Análisis e Investigación Fiscal y de Fronteras ha explicado a sus compañeros de otras unidades, que se han desplazado a Valencia para recoger los drones, cómo funcionan en aguas turbias y graban imágenes que se pueden visionar en tiempo real.
Las inmersiones que realizan los 'narcobuzos' entrañan mucho riesgo a juzgar por dos episodios ocurridos en diciembre de 2019. Un buceador murió y otro fue detenido por la Policía Portuaria tras ser sorprendido cuando trataba de sacar a la superficie un artefacto con 50 kilos de cocaína que estaba atornillado al casco de un buque.
El hombre arrestado buceó con un propulsor eléctrico desde una playa cercana hasta el muelle de Levante, donde estaba atracado el buque 'Kobe Express', un portacontenedores con bandera de Bermudas que procedía del puerto colombiano de Cartagena de Indias.
El artefacto que debía rescatar medía 132 centímetros de largo y estaba anclado con tornillos de gran tamaño al casco sumergido del barco. El 21 de diciembre de 2019, el buceador iba equipado con cuatro botellas de aire comprimido y dos propulsores acuáticos, entre otros aparatos, pero no pudo terminar el encargo por el que le habían ofrecido 50.000 euros.
El mar de fondo que hacía aquel día, la agitación de las aguas turbias y las bajas temperaturas frustraron el rescate de la droga. El 'narcobuzo' subió al muelle tras sufrir síntomas de hipotermia y fue descubierto por dos policías portuarios. Las vagas explicaciones que dio sobre su presencia en el muelle y las burbujas que salían a la superficie, junto al casco del buque, hicieron sospechar a los policías.
Horas después, dos agentes del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) lograron localizar el artefacto con la droga y lo subieron a la superficie tras desatornillarlo. De no ser por la actuación de la Policía Portuaria y los buzos de la Guardia Civil, los 50 kilos de cocaína se habrían vendido en el mercado negro por más de 1.700.000 euros.
Días después de la detención de este hombre de nacionalidad venezolana, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil rescató el cadáver de otro presunto 'narcobuzo' en aguas del puerto de Valencia. La víctima llevaba también varias botellas de aire comprimido y un propulsor con batería.
Según las investigaciones, murió ahogado por un posible fallo de su equipo de buceo cuando trataba de rescatar el artefacto con droga que él mismo había atornillado, al parecer, al casco del buque 'Kobe Express' o de otro barco. Tras identificar al hombre fallecido, la Guardia Civil averiguó que tiempo atrás había integrado uno de los equipos de buzos de la Armada de Colombia.
La Policía Nacional detuvo en marzo de 2020 a otros cuatro 'narcobuzos' durante una operación en Avilés. Los cuatro individuos reconocieron este jueves los cargos que pesaban sobre ellos en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Gijón, y aceptaron una condena de seis años y medio de cárcel por los delitos de tráfico de drogas y pertenencia a grupo criminal.
Los procesados, tres de nacionalidad peruana y un cuarto albanés, no deberán abonar la multa de diez millones de euros que solicitaba la Fiscalía al no quedar acreditado el peso ni la pureza de la cocaína confiscada por las autoridades panameñas. El líder del grupo, un exmilitar peruano con amplio conocimiento en operaciones subacuáticas, se encargaba de preparar la logística y dirigir el rescate del alijo de droga.
La Guardia Civil investigó a otro narcotraficante de Getxo por enviar a un grupo de buzos al puerto de Gijón para que rescataran un alijo de cocaína en un barco que la tripulación hundió durante la operación 'Bocanegra' en febrero de 2021. Los agentes antidroga lograron decomisar 1.800 kilos de cocaína y rescataron a los marineros. Al llegar a tierra, uno de ellos confesó que en el pecio podían quedar otras dos toneladas de droga, aunque este extremo nunca se pudo comprobar.
La Guardia Civil descartó que un equipo de submarinistas del instituto armado accediera al barco porque, según los testigos, la cocaína estaba oculta en un lugar de difícil acceso que podía poner en peligro sus vidas. Pero un grupo de 'narcobuzos' intentó rescatar el alijo de droga después de que el barco fuera reflotado y trasladado al puerto más cercano, El Musel, en Gijón.
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