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J. MARTÍNEZ/J. MOLANO
VALENCIA/EL PUIG.
Sábado, 9 de marzo 2019, 00:51
La Guardia Civil ha abierto una investigación para esclarecer las causas de la muerte violenta de un indigente de nacionalidad rumana, Daniel I. B., tras el hallazgo de su cadáver en el edificio abandonado donde malvivía en la localidad de El Puig. Según la autopsia realizada ayer en el Instituto de Medicina Legal de Valencia, la víctima murió como consecuencia de varios golpes que recibió en la cabeza con un objeto contundente. El cadáver se encontraba en estado de descomposición y sus extremidades estaban momificadas.
Otro de los indigentes que frecuentaba el edificio descubrió el cuerpo con signos de violencia sobre las 20 horas del jueves. Tras ser avisado del macabro hallazgo, el Centro de Operaciones y Servicios (COS) de la Guardia Civil de Valencia envió al lugar una patrulla para que comprobara la veracidad de la información recibida en el 062 y valorara la situación.
Los primeros guardias civiles que llegaron al edificio inspeccionaron la escena del crimen sin tocar el cadáver, identificaron a la persona que encontró el cuerpo y avisaron al juzgado de guardia de Massamagrell. Poco después, el Equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Moncada se desplazó a El Puig y se hizo cargo de las primeras investigaciones para identificar a la víctima y determinar las causas de la muerte violenta.
Los agentes inspeccionaron de forma minuciosa el edificio, tomaron fotografías del cadáver, buscaron huellas y otros vestigios criminales y recogieron también testimonios de personas que conocían al indigente rumano para reconstruir sus últimas horas de vida. Las labores de investigación se prolongaron hasta las dos de la madrugada, cuando el retén fúnebre trasladó el cuerpo al Instituto de Medicina Legal de Valencia para realizarle la autopsia, y se reanudaron a la mañana siguiente poco después de que los forenses confirmaran la muerte violenta de la víctima.
Daniel I. B., rumano de nacimiento, llevaba varios años viviendo en la segunda planta del edificio abandonado que se encuentra en pleno paraje natural protegido de la localidad de l'Horta Nord. Algunos vecinos que tuvieron algo de trato con él durante estos años cuentan que se trataba de un hombre serio y parco en palabras.
Era habitual verle circular en bicicleta por la zona de la playa de la Pobla de Farnals y por los huertos cercanos donde recogía algunas frutas y hortalizas. También rebuscaba en los contenedores de la zona. Era un buscavidas sumido en la indigencia que cuidaba su forma de vestir y evitaba tener apariencia de ser un 'sintecho'.
Hizo su hogar de un inmueble que lleva en ruinas hace más de 35 años por estar construido en suelo rústico no urbanizable. El hombre fue arreglando poco a poco la segunda planta hasta que tuvo una imagen más digna y limpia, pero no lo suficiente para que la humedad, el frío y la lluvia hicieran mella en él. Incluso había comenzado a pintar de azul la fachada, quizá para avisar a posibles moradores de que alguien ya estaba viviendo allí. De vez en cuando pedía a los propietarios de un bar cercano que le dejaran cargar su teléfono móvil, porque carecía de electricidad en su vivienda ocupada también en algunos períodos por una mujer.
Daniel solía llenar de agua dos o tres garrafas de ocho litros gracias a la buena voluntad del propietario de un taller náutico, que lleva en venta desde hace unos meses, y las trasladaba al edificio para saciar su sed, cocinar y asearse. Así pasaba los días con la rutina de rebuscar en los contenedores de basura junto a los edificios de la playa de la Pobla de Farnals, que se encuentran muy cerca de la finca donde malvivía, y sus paseos en bicicleta. Los vecinos consultados por LAS PROVINCIAS descartan en un principio que tuviera algún tipo de adicción, aunque no lo pueden afirmar a ciencia cierta.
El Ayuntamiento de El Puig confirmó a este periódico que Daniel estaba empadronado en el municipio, aunque el indigente apenas se dejaba ver por esta localidad, según fuentes policiales. Su vida transcurría en el edificio donde fue encontrado muerto y en la playa de la Pobla de Farnals. Algunas personas aseguran que tenía pareja, una mujer con la que presuntamente convivía, y que nunca había tenido problemas personales con nadie, salvo un roce puntual hace un tiempo con una pandilla de jóvenes que solía acudir a una de las plantas del edificio para fumar y pasar el rato. Todo quedó en una pequeña riña y la Policía Local intervino para apaciguar los ánimos.
Según el estado de descomposición del cuerpo y una primera estimación de los forenses, Daniel falleció hace más de un mes. La data aproximada de la muerte coincide con el testimonio de algunos vecinos que aseguran haber visto al indigente con vida a mediados del mes de enero.
Un agente del laboratorio de criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia realizó ayer una segunda inspección en el edificio para buscar otra vez huellas y vestigios criminales. Además, el Grupo de Homicidios asumió la investigación para identificar al autor de la muerte violenta.
El pasado 20 de febrero, el cadáver de otro indigente fue hallado en una zona de monte bajo en las inmediaciones del Hospital de la Ribera en Alzira. Un hombre que buscaba chatarra llamó al 091 tras encontrar el cuerpo desmembrado.
El Grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia asumió la investigación para determinar las causas de la muerte e identificar a la víctima. El cadáver presentaba mordiscos de animales y el cráneo no tenía signos de violencia, como pueden ser orificios por disparos. Los huesos se encontraban desperdigados en un área de unos 100 metros cuadrados. Una rápida investigación policial posibilitó la identificación de la víctima: un indigente que desapareció en agosto de 2018 en Alzira.
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