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Un trabajador de una empresa que retira enseres y escombros en la zona cero localizó esta mañana en Paiporta el cadáver de un hombre desaparecido el pasado 29 de octubre por la dana. Según las primeras investigaciones, todo parece indicar que la víctima es Mohamed Belhadi, un marroquí de 59 años. Su vestimenta coincide con la que llevaba el hombre cuando se perdió su rastro junto al barranco del Poyo.
El hallazgo del cadáver tuvo lugar alrededor de las 9:30 horas de la mañana de este jueves en una zona habilitada como vertedero a las afueras de Paiporta. Un equipo de la Unidad Militar de Emergencias (UME) se hizo cargo de la custodia del cuerpo hasta la llegada de la Guardia Civil. El conductor de una excavadora avisó a los militares tras encontrar el cadáver en estado de descomposición junto a la Casa Gris, un edificio emblemático situado en la calle Valencia de Paiporta.
El cuerpo de la víctima ha sido localizado un mes y medio después de la riada en las inmediaciones del polígono industrial de Benlloch, donde las máquinas excavadoras y camiones trasladan y amontonan los escombros, basura y enseres que retiran de la calles y caminos de la localidad.
El retén fúnebre trasladó el cuerpo al Instituto de Medicina Legal de Valencia para practicarle la correspondiente autopsia, y a falta de una plena identificación por huellas dactilares y pruebas de ADN, las ropas que lleva el fallecido apuntan a que se trata de Mohamed Belhadi.
El ciudadano marroquí vivía con otras dos personas (un hombre y una mujer) en una chabola junto al barranco cerca de la estación de metro de Paiporta, y su rastro se perdió tras la fatídica riada del pasado 29 de octubre. Un primo de Belhadi denunció su desaparición días después.
La Embajada de Marruecos en España facilitó una lista con los nombres de 16 ciudadanos de este país que permanecían desaparecidos con el objetivo de recabar información sobre su paradero. Todos fueron localizados con la excepción de Belhadi, que fue arrastrado por el agua.
Con esta víctima son ya 223 las personas fallecidas por la catastrófica dana en la provincia de Valencia, y esta cifra no incluye a los tres desaparecidos: José Javier Vicent Fas, de 56 años, arrastrado por la riada en Pedralba; Elizabeth Gil, de 38 años y vecina de Cheste, desaparecida cerca del Hotel La Carreta en Chiva; y Francisco Ruiz Martínez, de 64 años, cuyo rastro se perdió en el aparcamiento de un supermercado en Montserrat.
José Javier Vicent se encontraba con su hija en una casa de campo en Pedralba cuando fueron sorprendidos por la riada. El nivel del agua llegó hasta muy pocos centímetros del techo. El cuerpo sin vida de la joven apareció dos días después en una playa de Sueca, a unos 70 kilómetros de distancia, y de su padre no hay rastro hasta la fecha.
Elizabeth Gil viajaba en un coche de color negro junto a su madre con rumbo al Hotel La Carreta, donde ambas trabajaban. Iban a bordo de un Ford Focus que conducía Elvira Martínez (61 años), que fue hallada sin vida días después. El cuerpo de Elizabeth y el vehículo fueron arrastrados por la riada y aún no han aparecido.
Francisco Ruiz desapareció en la zona del polígono de Montserrat cuando acompañaba a sus dos nietos de cinco y diez años. «Al parecer los subió al techo del vehículo, pero cuando llegaron los policías él ya no estaba allí. El agua debió arrastrarle cuando iba en busca de ayuda», relató el alcalde de la localidad, Sergio Vila.
En catástrofes como la dana que asoló la provincia de Valencia, «la declaración por fallecimiento de una persona desaparecida se puede solicitar cuando transcurren tres meses cumplidos desde la fecha del siniestro», asevera Juan Añón, abogado especializado en declaraciones de ausencia.
Así lo recoge el artículo 193 del Código Civil, que establece esta excepción cuando ocurre un siniestro. En el resto de los casos, tienen que transcurrir «diez años desde las últimas noticias habidas del ausente (...) o desde su desaparición», aunque este plazo se reduce a cinco años si el ausente ha cumplido 75 años.
«En cada caso hay que valorar las circunstancias y necesidades para instar el nombramiento de defensor judicial o esperar a la declaración de ausencia o fallecimiento», afirma el letrado. «La DANA ha producido gravísimas consecuencias por pérdidas materiales y personales, y ha dejado incertidumbres dolorosas que hay que solucionar lo mejor posible desde nuestra posición de profesionales de la abogacía», agrega Añón.
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