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La acusada, siendo trasladada al interior de la Ciudad de la Justicia. JESÚS SIGNES

La acusada de Godelleta: «Hice algo que no tenía que haber hecho, asfixiarlo»

La procesada por matar a su marido discapacitado y enterrarlo en una parcela reconoce el crimen entre lágrimas y confiesa que lo ahogó con un cordón

M .E.

Valencia

Viernes, 16 de diciembre 2022

«Pues hice algo que no tenía que haber hecho». Así confesó, entre lágrimas, la acusada de matar a su marido discapacitado en Godelleta. « ... Yo no quería que muriese así, lo juro. No tenía que haber muerto así. Cogí un cordón y lo ahogué, para terminar pronto. Me acuerdo que del coche se me cayó, por eso serán las contusiones. Jamás le toqué y le pegué. Es normal que entre parejas haya discusiones. Claro que le chillaba, él a mí también. Cuando lo saqué del coche se me cayó porque yo sola no puedo con él», añadió posteriormente.

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Según su defensa, la voluntad del fallecido era recibir la eutanasia para terminar con su vida. Pero la acusada quería darse prisa ya que la víctima había manifestado su voluntad de pedirle el divorcio. Entonces tendría que despedirse de cobrar la pensión y del seguro de vida. La acusada le suministró una gran cantidad de medicamentos, pero al ver que no surtían efecto y seguía respirando tras un par de horas, lo llevó a un vehículo donde abrió una bombona de butano. Tampoco surgió efecto, por lo que terminó ahogándole con un cordón de una zapatilla en el interior del vehículo.

«Él quería que fuera lo más rápido posible, entonces dejé que muriera con la medicación. Luego estuvimos horas y él no moría, seguía viendo cómo se le movía el pecho. Se hizo de noche y él no fallecía. Con la bombona de butano, la pusimos dentro del coche y lo cerramos. Esperamos a ver si eso hacía efecto pero tampoco. Por eso luego hice lo que hice», narraba la acusada en la Audiencia Provincial de Valencia.

Ella adquirió una parcela en Godelleta en la que cavó una fosa donde posteriormente el cadáver fue enterrado, y niega que los trece botes de sosa cáustica que se encontraron fueran empleados para descomponer el cuerpo. «Se ha hablado de sosa cáustica, trece botes. Los vacié pero no para esa función que todo el mundo piensa. Eran para hacer la limpieza de la parcela, para que no salieran malas hierbas, no los llegué ni a usar. No tenía la función de descomponerlo», afirmó.

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María José López, la letrada de la acusación particular, declaró que la víctima había dejado hecho un testamento con sus últimas voluntades y le había dicho a su hija mayor que si en algún momento decidía someterse a la eutanasia sería ella la primera en saberlo. «Isaac no quería involucrar a nadie de su familia en su muerte. Él quería morir, pero no de esa forma», defendió la letrada.

Durante su declaración, comentó que su marido había empezado a hablar de la eutanasia tras ver en televisión un caso mediático de un hombre que ayudó a su mujer a morir dignamente. «Se sentía muy solo porque nadie venía a verle, ni su familia ni sus primos. Ya teníamos todos los medicamentos preparados. Por una parte quería ayudarle porque se lo prometí pero en el fondo no quería hacerlo. Después de comer, fue cuando le di los fármacos, me los pidió él. Me los cogió de la mano y yo le preparaba la botella  de agua y se los fue tomando, no dejó ni uno. El nombre no me acuerdo, pero es uno que se compra sin receta médica. Se tomó dos cajas. Yo le di aparte cosas que me iba pidiendo, como Lorazepam. También unas pastillas que tenía para bajarle la tensión. Quería que fuese rápido incrementando las dosis», narró la procesada.

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Según el relato de la mujer procesada, su marido le avisó de que le causaría problemas y que debía desaparecer. «Cuando me pide hacerlo me dijo que tuviera mucho cuidado porque iban a ir a por mí. Sabíamos lo que iba a hacer la policía y la familia. Quería que yo tuviera cuidado. Me aconsejó que me fuera lejos de aquí y que mandara un mensaje (haciéndose pasar por él), pero no me dijo el qué. Me salió lo que me salió y me fui a Barcelona, como podría haber ido a Madrid o Sevilla», relataba.

Y es que fue la misma Beatriu la que acudió a las autoridades con el supuesto mensaje que le había enviado su marido en el que le decía que quería desaparecer el 1 de diciembre de 2019. Conectó el móvil de Isaac desde Barcelona y envió un correo diciendo que se dejara de buscarle, junto con fotografías de su DNI. En esa segunda conexión que presuntamente hizo la propia víctima, volvió a mandar mensajes a la gente de su entorno para pedirles que no trataran de localizarle.

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