Uno de los reclusos fugados de Picassent acumula seis condenas por delitos de violencia de género

Con tan sólo 24 años comenzó su problema con la justicia, o más bien, con las mujeres. La mayoría de los delitos que acumula son por maltrato. Sentencias que ejemplifican el poco respeto que sentía por sus parejas y, ya de paso, por la autoridad. Le asignaron a una letrada del turno de oficio para que lo representara en la última de sus causas: robar su coche del depósito de la grúa. Pero Cabello se negó. «Me dijo que no quería que lo representara una mujer. Fue un momento muy incómodo. Tuve miedo de que pudiera hacerme algo», recuerda la profesional.

La primera de las condenas se la cancelaron por suponer tan sólo el primer paso de su larga trayectoria criminal. Fue sumando condenas hasta que terminó durmiendo en una celda de Picassent. Penas de 10 meses de prisión por maltrato o de seis meses por quebrantamiento de condena al no cumplir la orden de alejamiento que el juzgado de lo penal número 16 de Valencia le había impuesto sobre su víctima.

Lo que lo llevaría a prisión sería una multa de aparcamiento y su forma de tomarse la justicia por su mano. Todo ocurrió a las 8 de la mañana. Era el 15 de abril de 2021. A Cabello le multaron por estacionar en una zona no permitida de la calle Cavia de Valencia.

La grúa se llevó su Renault Clio al depósito municipal de la calle Tres Forques. Ese mismo día, a las 7 de la tarde, Sergio Cabello fue al depósito y cogió el vehículo sin pagar la tasa de 151,97€ que debía.

Según se recoge en la sentencia, forzó la barrera de salida. La levantó y huyó con su coche. La empresa concesionaria sufrió daños de 315,8€. Al ser identificado, Cabello le dijo por teléfono a un policía nacional: «No voy a ir a ninguna comisaría. Recogí el coche y salí levantando la barrera con la mano sin pagar. Si quieres que vaya a comisaría, ven y me detienes».

En su declaración en el juzgado, el delincuente reconoció los hechos y relató: «Fui a retirar el vehículo de una empresa. Se lo llevó la grúa y fui al depósito. Me dieron la ubicación del vehículo, accedí y pensé que se llevaron el coche sin mi permiso. Había una barrera cerrada, había operarios del depósito. Abrí la barrera con la mano sin romperla. Saludé a los operarios, saqué el vehículo y bajé la barrera».

Cabello defendió su postura en su declaración: «Lo que he hecho mal es no pagar la multa de la Policía Local, pero las personas que se llevaron mi vehículo no tenían potestad para ello. No se rompió la barrera, se abrió y se cerró con la mano». Convencido de que había actuado bien, alegó: «No pone no tocar la barrera, sólo una señal de stop».

Por estos hechos, el Juzgado de lo Penal número 4 de Valencia lo condenó por un delito de hurto de cosa propia y un delito leve de daños. Por el hurto, se le impuso una multa de tres meses con una cuota diaria de seis euros con una responsabilidad penal subsidiaria de un día de privación de libertad por dos cuotas impagadas.

Por el delito leve de daños lo condenaron a pagar una multa de dos meses con una cuota diaria de seis euros, también con una responsabilidad penal subsidiaria de un día de privación de libertad por dos cuotas impagadas.

También tenía que indemnizar a la empresa de grúas con 315,8 € por haber roto la barrera, pero no pagó las cantidades que debía. Sumado a su amplio historial delictivo, Cabello ingresó en prisión y debía cumplir 75 días de privación de libertad, pero en lugar de cumplir una condena tan corta, se fugó de Picassent con un colega de la prisión, aprovechando el revuelo que se formó con el partido del Barça-Athletic.