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Javier Martínez / Tamara Villena
Valencia
Viernes, 29 de diciembre 2023
Un hombre de 74 años de edad se ha encerrado durante cinco horas con siete armas de fuego en su domicilio en el barrio de Benimaclet en Valencia. Tras un amplio despliegue policial, los agentes del Grupo Operativo Especial de Seguridad (GOES) entraron por la fuerza en la vivienda de Jesús, un ingeniero jubilado que padece trastornos mentales. Estaba en el suelo y no llevaba ningún arma encima, por lo que los policías controlaron la situación en pocos segundos después de cinco horas de tensa espera.
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El suceso tuvo lugar entre las 15 y 20 horas de este viernes en un edificio situado en el cruce de las calles Guardia Civil y Daniel Balaciart. Tras recibir el aviso de que una persona de avanzada edad no abría la puerta de su vivienda y tenía pistolas, revólveres y escopetas dentro de la casa, varias patrullas de la Policía Nacional y Policía Local de Valencia se desplazaron con urgencia al lugar y acordonaron el edificio.
Los agentes temían que el hombre pudiera disparar a algún vecino o que los recibiera a tiros cuando acudieron para prestarle auxilio. Eran las 15 horas. Medio centenar de policías rodearon el edificio, concretamente el número 22 de la calle Guardia Civil.
El hijo y la hija de Jesús, que fueron quienes llamaron a la Policía para dar la voz de alarma, acudieron de inmediato al domicilio de su padre, pero no tenían ninguna llave para abrir la puerta. Los bomberos que se desplazaron al lugar descartaron entrar por el balcón de la vivienda y pidieron protección policial cuando fueron informados de que el hombre tenía varias armas de fuego en la casa.
Los primeros agentes que llegaron a la calle Guardia Civil ordenaron a los vecinos que no salieran de sus viviendas y acordonaron la manzana para controlar todos los accesos. El hombre que protagonizó el incidente es un ingeniero jubilado que sufre una enfermedad mental. Según los vecinos, Jesús padece manías persecutorias y algunas veces pensaba que alguien había entrado en su casa para robar, aunque todo parece indicar que eran delirios por sus trastornos psíquicos.
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Los agentes montaron un operativo de seguridad en pocos minutos en todos los accesos al edificio e impidieron la entrada y salida de los vecinos. Algunos de ellos se encontraban fuera de sus casas cuando comenzaron los hechos y no pudieron regresar hasta las 19:45 horas, cuando los agentes del Grupo Operativo Especial de Seguridad controlaron la situación.
También se desplazó al lugar un equipo del Soporte Vital Avanzado (SVA). Una vez que la Policía logró entrar en la vivienda, los sanitarios asistieron al hombre y lo trasladaron al Hospital Clínico para que recibiera atención médica.
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«Estamos preocupados porque esto se está alargando, pero nos ha dicho la Policía que la cosa va bien y parece que lo tienen controlado», manifestó un vecino de la finca poco antes de la intervención de los GOES. «Tengo a mi mujer impedida dentro de casa y no puedo entrar porque la Policía me ha dicho que es peligroso», añadió el hombre.
A las 17:40 horas, los vecinos seguían esperando en los dos accesos al edificio para poder regresar a sus domicilios. Algunos de ellos protestaron porque no podían subir a sus casas, pero los policías les explicaron que habían adoptado esa medida para garantizar su seguridad.
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Una treintena de agentes uniformados participaron en el operativo de seguridad en las calles Daniel Balaciart y Guardia Civil. Un grupo numeroso de vecinos y curiosos se congregaron en los alrededores para presenciar el despliegue policial.
«Mis hijas están en casa de unas amigas y la Policía no me deja pasar para recogerlas», afirmó Luis S. «Me han dicho que han salido por el garaje y he quedado con ellas en la puerta del cuartel de la Guardia Civil», agregó el padre de las menores.
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Algunos vecinos dejaron en el patio el carro de la compra y algunas cajas con efectos personales mientras esperaban que los policías les permitieran acceder al complejo de edificios. A las 18:38 horas, un agente de los GOES entró con un ariete en la finca, y poco antes, un grupo de policías subieron con escudos por las escaleras.
Los agentes sabían que Jesús tenía tres pistolas, dos revólveres, una escopeta y un rifle en la vivienda, y por ello montaron un amplio operativo de seguridad para prevenir posibles riesgos. Además, el hombre tenía licencia de tiro olímpico y destreza en el uso de las armas, lo que preocupaba a sus hijos y los policías. Según su historial médico, Jesús recibe tratamiento por depresión y parkinson, por lo que sorprende que tuviera armas de fuego en su domicilio.
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A las 19:45 horas, la Policía informó a los vecinos que ya podían regresar a sus domicilios. Los GOES acababan de controlar la situación tras derribar la puerta con una herramienta hidráulica, y no encontraron ninguna resistencia de Jesús ni fueron recibidos a tiros. El hombre estaba consciente en el suelo, aunque tenía mermadas sus facultades psíquicas y necesitaba ayuda médica, por lo que fue asistido de inmediato por los sanitarios.
Instantes después, los agentes intervinieron las pistolas, los revólveres y las escopetas. Estaban en un armero. Jesús no llegó a utilizarlas ni amenazó a nadie, pero los policías montaron el operativo de seguridad ante el temor de que pudiera usarlas, tal y como establece el protocolo de intervención para los casos de individuos atrincherados con armas de fuego en viviendas.
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