Un hombre dispara a otro con una escopeta y se atrinchera en una casa del Cabanyal I. Arlandis

La Policía busca a un hombre que tiroteó a otro en el Cabanyal

El individuo, que residía en una casa okupa, disparó dos veces a la víctima con una escopeta cuando y huyó antes de que un grupo de agentes asaltaran la vivienda al creer que estaba atrincherado

Arturo Checa

Valencia

Miércoles, 18 de octubre 2023

Dos disparos. Un hombre ensangrentado en la calle. Caras de miedo en los vecinos asomados a sus ventanas de la calle Progreso. Un fuerte dispositivo del Grupo de Operativos Especiales (Goes) de la Policía Nacional desplegado en la zona. Una calle acordonada. Armas semiautomáticas apuntando a lo alto de una casa 'okupa' y un ariete echando la puerta abajo. «¡Alto, policía! ¿Hay alguien?». Una vivienda vacía y una orden de busca y captura transmitida a todas las patrullas policiales de Valencia: se busca a un hombre por disparar dos veces con una escopeta a otro tras una discusión por un asunto de drogas.

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La tensión se ha adueñado de la calle Progreso desde las 3 de la mañana. Poco antes de ese instante ha sido tiroteado José Abel C. G., de 41 años, un conocido toxicómano del Marítimo, según fuentes policiales. El hombre ha recibido dos tiros en el abdomen en circunstancias que investiga la Policía. Una venganza por un asunto de drogas parecer ser el móvil del tiroteo.

Antes de que fuera trasladada al hospital, la víctima ha pronunciado el nombre de su agresor delante de los agentes de la Policía Local que le prestaron auxilio. Esto posibilitó la identificación del presunto autor de los disparos: un individuo que se dedica a trapichear con drogas en casas okupadas del Cabanyal.

Los policías locales han sido los primeros desplazados al lugar. «Se escucha una pelea en la calle y se ha oído un disparo», aseguró un vecino. Y luego otra que detalló el alcance de la emergencia: «Hay una persona tirada en el suelo y pidiendo ayuda frente al número 257 de la calle Progreso». Estas fueron dos de las llamadas recibidas en el retén del Marítimo.

Los agentes se toparon con José Abel tendido en la acera y sobre «un gran charco de sangre», además de una profunda herida, como han indicado fuentes policiales. El hombre señaló el inmueble situado en el número 257 de la calle Progreso como el escenario del ataque, una casa típica del barrio marinero con balcones enrejados, tiestos en las ventanas y dos pisos.

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Los agentes registraron al hombre y hallaron su documentación. También medio cogollo de marihuana dentro de un paquete de tabaco ensangrentado. Una primera inspección les permitió comprobar que en la puerta de la casa señalada por el herido había restos de sangre. Un reguero que venía de dentro, como si hubiera sido arrastrado. La sospecha asaltó a los policías: ¿Y si el autor de los disparos seguía dentro, atrincherado con su escopeta?

Los policías locales dieron aviso de inmediato a la Policía Nacional. Lo fundamental era asistir y evacuar al herido. Una ambulancia se trasladó al lugar y, tras realizar las primeras curas y estabilizar al hombre, este fue trasladado al Hospital Clínico. Allí le extrajeron los perdigones y se encuentra fuera de peligro.

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Ha sido a partir de las siete de la mañana cuando el operativo policial se ha empezado a activar. Los agentes han bajado de una furgoneta escudos blindados contra disparos, se han colocado los cascos de asalto y han empezado a controlar ventanas y balcones a los que apuntaban con rifles semiatuomáticos.

«¡Atrás, atrás, están en la línea de fuego!», ha sido la advertencia que uno de los mandos de los Goes ha lanzado a los periodistas y decenas de curiososos congregados junto al cordón policial instantes antes de iniciar la operación de asalto de la casa. Los agentes han ampliado la zona acordonada y han despejado balcones y ventanas. «¡Fuera, métanse en sus pisos, ahí corren peligro!», ha sido el mensaje lanzado a los residentes.

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Y los agentes han comenzado a concentrarse ante la puerta del sospechoso. A sus pies, una sábana ensangrentada, el vestigio del ataque vivido unas horas antes. No ha sido hasta pasadas las 10 de la mañana cuando los especialistas de los Goes han entrado en la finca. «¿Hay alguien? ¡¡Policía!!», se ha escuchado desde la calle después de que el golpe sordo del ariete al derribar la puerta resonara entre los viejos muros de la calle Progreso.

Quizás a la mente de los agentes más veteranos ha venido la masacre vivida en el Cabanyal. En la cercana calle Escalante. Fue en 2000 cuando Ramón Tatay, un hombre de 62 años con sus facultades mentales perturbadas, provocó una explosión de gas en su vivienda. Antes de que llegaran los bomberos, el policía Francisco Pascual Martinez intentó acceder a la escalera junto a un vecino. El homicida le disparó con una escopeta en la cabeza. Luego, atrincherado en la buhardilla, aabó con la vida del bombero Vicente Sirera Cervera, de 40 años. El dispositivo de emergencias pensó que eran víctimas del incendio. Luego también asesinó a una vecina. Y al jefe entonces de la Unidad de Intervención Policial (UIP), Ignacio José Moreno Arroyo.

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De ahí parte de la tensión y precauciones en la zona. Pero esta vez ha sido muy distinto. Los agentes se han encontrado la vivienda totalmente vacía. Ni rastro del atrincherado ni del autor de los disparos. No ha trascendido si los policías han encontrado la escopeta en el lugar. No obstante, su presencia en la calle se ha prolongado aún durante casi dos horas. En la casa, examinando posibles huellas del autor de los disparos y en busca del arma. En la calle, revisando contenedores y bajos de coches por si en su huida el atacante se hubiera desembarazado.

Al cierre de esta edición seguía la búsqueda del prófugo por toda Valencia, con orden de busca y captura emitida a todas las patrullas de la Policía Nacional y Local.

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