Un hombre reconoce ante el juez haber matado a su compañero de piso en Gandía durante una discusión para que le retirara una denuncia

El Ministerio Fiscal solicita para Miguel R. una pena de 13 años de prisión por el delito de homicidio. Se le aplica la atenuante de que el presunto autor de los hechos iba bajo la influencia del alcohol cuando cometió el crimen. Sin embargo, conciben la agravante de superioridad dado que la víctima iba desarmada y no pudo repeler la agresión.

También solicitan para él una pena de 3 años por un delito contra la administración de la justicia, al haber tratado de coaccionar a sus compañeros de piso para que retiraran la denuncia y a pagar una multa de 18 meses con una cuota diaria de 15 euros. En concepto de responsabilidad civil, el acusado deberá indemnizar con 100.000 euros a la hija del fallecido y con 18.000 euros a su hermano.

La defensa solicita para Miguel M. que se le aplique la pena mínima por el delito de homicidio y se rebaje a 8 años de prisión y a un año de prisión por el delito contra la administración de la justicia. Entendiendo que cometió los hechos por su problema con el alcohol.

«Julián me dijo que no me iba a quitar la denuncia. Me dio puñetazos. Se me cayó el móvil junto a un cuchillo de cocina que tenía en mi habitación y empecé a apuñalarle. No sé por qué lo hice. Fue un acto impulsivo», ha declarado el acusado. Según ha mantenido, fue el fallecido el que empezó a pegarle y es cuando él lo apuñaló. «Me arrepiento mucho. No tenía la intención de matarlo», ha destacado.

Miguel R. ha reconocido tener problemas con el abuso del alcohol y de otras sustancias estupefacientes. «Me despertaba a las cinco de la mañana y enseguida bebía cazalla. En un día me podía hacer fácil cinco gramos de cocaína. Cuando esto pasó había estado de fiesta y también me había hecho alguna raya», ha dicho el enjuiciado.

Leonardo, el compañero de piso que estuvo presente cuando el acusado mató a la víctima ha contradicho su versión. «Yo no vi a Julián pegarle. Sólo cuando le empezó a clavar el cuchillo que le pegó puñetazos para quitárselo de encima. Cuando llegó la Policía nos dijeron que no había nada que hacer y que ya había fallecido», ha dicho el testigo.

Otra de las bazas que ha usado la defensa es que Miguel R. siempre se ha declarado culpable del crimen y que ha cooperado con la Justicia y que no trató de huir. El acusado está en prisión provisional desde el momento de los hechos. El Tribunal determinará si la discusión mantenida entre acusado y víctima está relacionada con una denuncia que el fallecido, junto a otros compañeros de piso, interpuso en enero ante la Policía de Gandía en la que advertía de las amenazas de muerte que les había proferido.