![La intimidación a la vecina que criticó al alcalde de Silla: «Esta vez no va a pasar nada, pero a la próxima tomaremos medidas»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/29/Alcalde-Silla7-RxbGXmIoljvPAIywUxpSdTN-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
![La intimidación a la vecina que criticó al alcalde de Silla: «Esta vez no va a pasar nada, pero a la próxima tomaremos medidas»](https://s1.ppllstatics.com/lasprovincias/www/multimedia/2024/10/29/Alcalde-Silla7-RxbGXmIoljvPAIywUxpSdTN-1200x840@Las%20Provincias.jpg)
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Una sensación de miedo y nerviosismo al mismo tiempo. Así reaccionó la mujer de 73 años que el alcalde de Silla ordenó asustar con frases como «acojonad a esa pepera pero bien acojonada» y «montar un buen show para que esta noche no duerma». ... La víctima se sintió intimidada en su domicilio por dos policías locales cuando le dijeron el motivo de su inesperada visita: un comentario peyorativo sobre el primer edil que había publicado en una red social.
Tras el incidente, los agentes uniformados le advirtieron que a la próxima adoptarían medidas, sin especificar qué represalias, salieron de la vivienda y realizaron servicios policiales que nada tienen que ver con las «alcaldadas», como ellos mismos se referían a algunas órdenes que recibían del alcalde y diputado socialista Vicente Zaragozá.
La mujer acosada, cuya identidad omitimos para preservar su intimidad, no tardó en acudir al cuartel de la Guardia Civil para presentar una denuncia ante la posible responsabilidad penal que pudieran tener los policías y el alcalde (si los hechos fueran constitutivos de algún delito), y también acudió al pleno de la corporación municipal para pedir explicaciones a Vicente Zaragozá.
Según la denuncia, los policías explicaron a la vecina de Silla que habían ido a su casa «de parte del Ayuntamiento» por el comentario que ella había publicado en Facebook sobre el acalde, y después uno de ellos le dijo: «Esta vez no va a pasar nada, pero a la próxima tomaremos medidas».
Los agentes municipales también informaron a la mujer que la frase que había escrito y difundido en la red social «podría ser un delito de injurias y calumnias hacia el alcalde». La denunciante sintió entonces miedo e indignación al considerar que la Policía Local «debe de estar para otras cosas más importantes».
En el comentario publicado en Facebook, la mujer insinuó que el acalde «seguro que se lleva comisión» por la colocación de unos maceteros nuevos en la calle Valencia, y señaló también que de lo contrario «no se habría gastado tanto dinero».
La frase hace alusión a la gestión municipal de Vicente Zaragozá, pero no menciona su nombre ni su cargo, por lo que la denunciante entiende que no habría calumniado al alcalde. Y en el caso de que el comentario ofensivo fuera considerado un delito de injurias, el primer edil «nunca debería de haber ordenado al jefe de la Policía Local que asustara a la mujer, sino que tenía que haber presentado una denuncia», afirman fuentes de la oposición.
Además de presentar una denuncia ante la Guardia Civil, la vecina de Silla acudió al pleno para protestar y dijo enfadada: «Me mandaron a dos municipales a mi casa por una cosa que escribí en Facebook. Me dijeron que había sido cosa de Ayuntamiento porque había faltado a alguien, y que la próxima vez tendría consecuencias. Quiero saber por qué me mandan a mi casa a los municipales. Yo tengo 73 años y en la vida me han puesto la cara colorada».
El alcalde le contestó: «Señora, sabe que le digo... Yo no envío a nadie a ningún sitio, yo como autoridad denuncio en la Policía una frase que no me parece correcta y menos viniendo de un vecino como usted que le debería dar vergüenza también venir aquí, y encima recriminarlo». La mujer intentó matizar varias veces las palabras que había escrito en la red social sobre la cuestión de los maceteros, pero el alcalde ya no le dejó replicar: «Aquí el que dirige el pleno soy yo», manifestó Zaragozá con tono autoritario, y luego insistió: «Yo no envío a la Policía a ninguna casa, porque no es mi trabajo».
A pesar de su afirmación, el diputado socialista mintió. Prueba de ello son las escuchas telefónicas de la trama policial que investiga una jueza de Carlet. Como ya informó ayer LAS PROVINCIAS, las órdenes que recibió el jefe de la Policía Local fueron claras y precisas, algunas de ellas con frases vulgares y ofensivas que atentan contra la dignidad de la mujer intimidada: «acojonad a esa pepera pero bien acojonada» y «montar un buen show para que esta noche no duerma».
Aunque el comisario Pedro O. le dijo por teléfono que la votante del PP no era una persona conflictiva ni tenía intención de calumniar, el alcalde insistió en que tenían que asustarla después de reír a carcajadas, según el atestado policial remitido a un juzgado de Carlet.
Durante la conversación telefónica, Zaragozá ordenó al jefe de la Policía Local que acosaran a la mujer de alguna manera que ella no pudiera denunciar «abuso de autoridad» o decir que el alcalde «está utilizando recursos públicos para fines privados».
Las escuchas telefónicas implican, presuntamente, al primer edil en otros episodios de hostigamiento que sufrió otra vecina de la localidad por el mero hecho de haber criticado a Zaragozá en un pleno del Ayuntamiento. El hijo de esta mujer fue identificado por la Policía Local de Silla en numerosas ocasiones, y sometido a controles de alcoholemia y test salivales de detección de sustancias estupefacientes a pesar de que no presentaba síntomas de conducir bajo los efectos de una droga.
Los policías locales impusieron cuatro multas al joven en poco tiempo. «Cada vez que veían su coche lo paraban. Daba igual que fuera un control o que se lo cruzaran por la calle, pero parecía algo obsesivo», afirmó un familiar del chico.
Las escuchas telefónicas fueron autorizadas por una jueza de Carlet en el marco de la Operación Connivencia, nombre que le dio la Guardia Civil por la supuesta confabulación entre el jefe de la Policía Local de Silla y la dueña de un 'narcopiso'. La investigación se saldó el pasado mes de mayo con la detención en Silla y Burjassot de cuatro mujeres y tres hombres de entre 32 y 63 años de edad, todos de nacionalidad española.
La causa abierta por los delitos de organización criminal, tráfico de drogas y blanqueo de capitales derivó en otra investigación tras la intervención de los teléfonos de la traficante y el comisario. Las diligencias incluyen las transcripciones de las escuchas a los dos investigados, y conversaciones entre el mando policial y el alcalde, que no sabía que el comisario tenía el teléfono intervenido.
En su declaración ante la Guardia Civil, la dueña del 'narcopiso' inculpó al jefe de la Policía Local al manifestar que le facilitaba información a cambio de que hiciera «la vista gorda», es decir que no impidiera que ella vendiera droga.
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