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Los primeros afectados valencianos por la supuesta estafa piramidal de Herrero Brigantina han comenzado a presentar querellas en diferentes juzgados de la ciudad de Valencia. ... La investigación suma cientos de víctimas por toda España que invirtieron en una empresa que prometía rentabilidades de hasta el 50% -algo fuera de lo normal en el circuito económico- y que llegó a ser incluso señalada por prestigiosos diarios económicos como un singular caso de éxito.
El juzgado de Instrucción 11 de Valencia ya ha admitido una de esas denuncias y ha citado a las víctimas para que ratifiquen el contenido de su querella. Al menos existe otro procedimiento por los mismos hechos. El despacho de Gómez Tejedor representa a estos primeros inversores, víctima de un supuesto entramado defraudatorio.
La sociedad se asentó en Valencia en el año 2020. La firma estableció su sede en una de las calles emblemáticas de la ciudad: la calle Poeta Querol. La apariencia en este tipo de negocios resulta básica para ganar la confianza de los clientes. La oficina contaba con personal altamente cualificado, ex empleados de banca y seguros que ya conocían a numerosos inversores. Eran incluso antiguos clientes.
Esta querella se centra principalmente en el papel de uno de estos directivos, J. M., que insistió hasta la saciedad al inversor que ahora ha denunciado para que aportara dinero a la sociedad. Finalmente lo consiguió: una aportación de 50.000 euros tras numerosos mensajes «sugestivos y embaucadores».
Este dinero iba destinado a participar de los beneficios del Unit Trust emitido por Canada Life Assurance. Cada tres meses se ofrecían una «ventanas de rentabilidad» que desembocarían finalmente en una plusvalía de 11.000 euros a los cinco años. Tras las denuncias de diferentes medios de comunicación, este inversor trató de recuperar su dinero. Pero no ha tenido éxito hasta el momento.
La empresa efectuó en su momento una intensa campaña publicitaria para ganarse la confianza de los inversores. Fue incluso patrocinador del Valencia CF hace un par de años. Su nombre se situó en la parte trasera de la camiseta de juego y de entrenamiento del primer equipo y del filial.
Los querellantes sostienen que las inversiones no eran reales sino que todo suponía lo que se conoce como estafa «piramidal» o «esquema Ponzi» en el que los inversores reciben los intereses pactados con cargo a nuevas aportaciones que ellos mismos hacen de capital o aportaciones de nuevos estafados. Este sistema no invierte en la adquisición de productos o materiales, sólo redistribuye el dinero de unos inversionistas hacia otros, por lo que el sistema funciona solamente si crece continuamente la cantidad de inversores en la pirámide. Cuando esto no se produce, la estafa es descubierta.
La investigación se sigue en el juzgado central de Instrucción número 5 que dirige Santiago Pedraz tras algunas disputas por la competencia. Lo más probable es que las denuncias en Valencia terminen finalmente en Madrid.
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