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Belén González
Miércoles, 30 de octubre 2019
Los vecinos de la calle Blanc de Xàtiva, en pleno casco antiguo, esperaban que un día u otro ocurriera algo así en la vivienda del número 50. Una casa habitada por okupas, donde la madrugada del miércoles moría, como consecuencia de hasta quince heridas de arma blanca, Fernando M. L., de 44 años de edad y conocido de la policía por sus numerosos antecedentes, más de una veintena, principalmente por robos y robos con fuerza.
Es por ello, que a los vecinos de las viviendas más próximas no les sorprendió que a la una de la madrugada se oyeran gritos y peleas, algo muy habitual, según confirmaron a LAS PROVINCIAS. Fue la vecina de la vivienda de al lado la que dio el aviso a la Policía que, al llegar al lugar encontraron a un hombre herido, aún con vida. Trataron de reanimarlo, pero finalmente murió debido a la gravedad de las heridas que presentaba.
«A las 4 de la madrugada estaba toda la calle llena de vehículos policiales, como en las películas, y vimos también que llegaba la jueza, entendemos que para el levantamiento del cadáver», explica Gloria Llueca, del Forn Llueca, a pocos metros de la vivienda donde ocurrió el suceso. Sin embargo, y, a pesar de estar trabajando a esas horas, no escucharon la pelea previa en la calle que llevó al fatal desenlace.
Según fuentes policiales, los agentes sólo encontraron al hombre malherido en la vivienda, el resto de los habitantes había huido. Así, únicamente pudieron tomar declaración a la vecina que dio el aviso. Se trata de una calle cercana a la falda del castillo, de escasa longitud y con algunas casas deshabitadas. A pesar de ello, la mayoría de personas que viven allí ni se enteraron hasta que llegaron los coches policiales y en su mayoría, principalmente personas mayores que acudían al horno a comprar el pan como cada mañana, conocía el suceso en ese momento. Lo mismo que vecinos de calles adyacentes que preguntaban incluso a los medios lo que ocurría, al ver a los agentes de la policía junto al domicilio.
Los vecinos no pueden concretar el número de personas que habitaban la casa. «Lo mismo podía haber cinco que quince», aseguró la dueña del horno, y apuntó que el asesinado decía ser el propietario de la vivienda e incluso pedía dinero al que quisiera dormir o habitar.
«En esta calle nunca hemos tenido ningún problema hasta que se metieron en la casa. Hemos intentado echarles poniéndolo en conocimiento de la Policía, incluso recogimos firmas en todo el vecindario, pero no conseguimos nada, porque es el banco propietario de la vivienda el que debe de denunciarlo», explicó Gloria, quien espera que a partir de ahora la barriada vuelva a la normalidad.
Al mediodía aún se encontraban agentes de la Brigada Provincial de policía Científica de la Policía Nacional de Valencia recogiendo huellas, también del vehículo del asesinado en busca de pruebas que hagan llegar al autor de los hechos.
Al cierre de esta edición aún no había ningún detenido por el apuñalamiento. La Brigada de la Policía Científica y el grupo de Homicidios de la Policía Nacional de Valencia se está haciendo cargo de la investigación y, según fuentes policiales, ésta se está centrando en el círculo de personas con las que se relacionaba el fallecido.
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