J. A. MARRAHÍ/EP
VALENCIA/IBIZA.
Viernes, 23 de noviembre 2018, 00:30
No hay rastro de Nuria Ester Escalante. La alicantina de 52 años se marchó a Ibiza hace aproximadamente un mes, se alojó provisionalmente en la casa de unos amigos de sus hijos y se encuentra en paradero desconocido desde el pasado 31 de octubre. La Guardia Civil confirmó ayer oficialmente que la mujer no ha desaparecido de «manera voluntaria» y cobra peso la hipótesis criminal en un caso en el que las investigaciones se centran en el entorno de Nuria.
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Las gestiones judiciales están ahora mismo sujetas al secreto de sumario. Lo único que explican desde la Guardia Civil es que al inicio «las investigaciones iban en una dirección y ahora en otra», en referencia a que podría haber sido víctima de un homicidio. De hecho, expertos en criminalística de la Guardia Civil de Mallorca se han desplazado a la vecina isla para encargarse del caso e interrogar a las personas con las que se estaba relacionando tras su llegada desde Alicante.
Nuria está separada, es madre de dos hijos y sus rasgos físicos fueron difundidos por la asociación estatal SOS Desaparecidos: «complexión delgada, pelo moreno y 1,65 metros de estatura». Tras salir de Alicante a finales del mes pasado se instaló en la casa de unos amigos de sus hijos. Después trasladó su equipaje a casa de un conocido con la intención de regresar a por él días después. Ya no volvió a por sus cosas. A partir de ahí, incertidumbre y desesperación para sus familiares. No responde a las llamadas de su teléfono, «apagado o fuera de cobertura». Tampoco parecen haberse producido movimientos de dinero en su cuenta.
Después de varias gestiones infructuosas para localizar a su madre fue su hijo, Aaron Berenguer, quien presentó una denuncia por la desaparción de su madre ante la Guardia Civil de San Juan, en Alicante. A partir de ese momento, el caso paso a manos de los agentes del Instituto Armado en Ibiza y, paralelamente, su foto se difundió, en busca de la colaboración ciudadana, a través de la asociación SOS Desaparecidos. Además, el joven se desplazó a la isla para tratar de localizar a su madre. Hablaban con mucha frecuencia por teléfono y le resultaba muy extraño que la mujer hubiera desconectado de ese modo sin ninguna explicación a su familia.
La desaparecida, vecina de la localidad alicantina, ya había viajado en otras ocasiones la isla balear por motivos laborales, con empleos en la hostelería o en el sector de la seguridad privada.
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