«¿Me están investigando a mí? Yo pensaba que iba a estar descartada»

Los miembros del jurado y el público asistente al juicio por el asesinato del ingeniero Antonio Navarro escucharon ayer una de las grabaciones telefónicas que incriminan a los acusados, especialmente a la viuda, cuando hablan de la posibilidad de que la policía esté investigando a la mujer de la víctima.

El abogado de Maje solicitó al presidente del tribunal la audición en la sala de la conversación entre los dos procesados, y después preguntó a la viuda por qué había reaccionado con preocupación y le había pedido a Salva que no hiciera locuras. De esta forma, Maje pudo explicar que su mayor temor era que Salva la implicara como encubridora del crimen, aunque las acusaciones sostienen que la viuda tenía miedo de que la policía descubriera su planificación del crimen.

Tras días de escuchas telefónicas que no ayudaban a avanzar en las investigaciones, Salva llamó a la viuda para pedirle explicaciones al descubrir la existencia de otro hombre en la vida de su querida. En una conversación del 8 de noviembre de 2017, Salva muestra su tristeza en la conversación porque ella estaba con otro hombre. El asesino confeso seguía enamorado de la viuda, y por eso le avisa de que la policía la estaba investigando.

-Salva: Tienes que desconectar de tu casa y me ha venido a la cabeza que... en cierta medida también tendrás que desconectar de mí porque yo te lo voy a recordar cada día que me veas, entonces...

-Maje: Qué va. ¡Jamás! Te dije que eso yo...

-Salva: Ya.

-Maje: Es que ni lo pensaba. O sea te prometí que no lo iba a relacionar y así ha sido. Me lo acabas de recordar tú porque no lo tengo en mente, eso nunca, nunca.

-Salva: Pues me ha dado un bajón, me ha dado un bajón bestial.

-Maje: Ya pero es que eso te lo pondrás tú en la cabeza. No intentes poner tus pensamientos en los míos porque te vas a equivocar.

-Salva: El otro día llamé a la policía.

-Maje: ¡Qué dices! (grita).

-Salva: A mi amigo.

-Maje: Ah...(dice aliviada).

-Salva: A mi amigo, a mi amigo.

-Maje: ¡Dios! Salva, no hagas locuras, ¿eh?

-Salva: No, no voy a hacer locuras, no te preocupes.

-Maje: Pero escúchame. ¿Me están investigando a mí?

-Salva: A ti o a él (el publicista).

-Maje: ¡Hostia! Yo pensaba que iba a estar descartada.

Con este contundente audio terminó ayer la jornada más intensa del juicio con jurado: la novena. Arrancó poco después de las 10 horas, con una abarrotada sala (hasta donde el Covid lo permite) en la que estuvieron presentes familiares de ambos acusados, separados tan sólo por dos filas de butacas. Eran casi un centenar de personas entre miembros del jurado, las partes, los parientes y personas relacionadas con los acusados, la prensa y el público.

Por primera vez en mucho tiempo, Salva y Maje se vieron casi frente a frente. Hasta ahora sus letrados formaban una larga hilera que mantenía a distancia a los que un día fueron amantes y hoy se acusan mutuamente.

De nuevo sus actitudes fueron bien distintas. Del Salva derrotado, lloroso e incapaz de describir el momento del crimen a una Maje mucho más inquebrantable anímicamente. Ni siquiera se derrumbó cuando describió, en un momento del interrogatorio, las lesiones que acabaron con la vida de su esposo. En un receso tras la declaración de Salva, Maje tomó aire y apartó su mascarilla para mandar un beso a sus padres, presentes en la sala.

Al término del juicio, el abogado de la acusación particular, Miguel Ferrer, valoró así lo acontecido en la sala: «Salva ha dicho la verdad y ella ha vuelto a interpretar un papel, como ha hecho siempre. No se ha derrumbado ni al leer la autopsia de su marido». Ferrer recomendó a la madre de Antonio no estar presente en la jornada de ayer para evitarle tener que escuchar cómo mataron a su hijo.