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Juicio caso Marta Calvo en Valencia | Jorge Ignacio llamó a más prostitutas al día siguiente de la desaparición de Marta Calvo

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Jorge Ignacio llamó a más prostitutas al día siguiente de la desaparición de Marta Calvo

La UCO encontró en sus teléfonos cuatro contactos con otras mujeres, tres de ellos la misma mañana en la que el acusado asegura haberse despertado con la joven de Estivella muerta

RUBÉN GARCÍA BASTIDA

Martes, 28 de junio 2022, 16:14

Con el cuerpo de Marta Calvo todavía en su domicilio, Jorge Ignacio P. J. siguió llamando a prostitutas de páginas de contactos para citarse con ellas. La misma forma de actuar que había utilizado con la fallecida solo una horas antes. Así lo aseguraron los responsables de Homicidios de la Guardia Civil este martes en una nueva sesión del juicio para esclarecer la autoría de las muertes de la joven de Estivella, de Arliene Ramos y Lady Marcela Vargas, así como las intoxicaciones de otras ocho víctimas.

El teniente jefe del grupo de Homicidios de la Unidad Central Operativa de la Policía Judicial de la Guardia Civil (UCO), con sede en Madrid, relató cómo los análisis de los teléfonos del acusado evidenciaron la realización de tres llamadas a números de prostitutas el día 7 de noviembre, el mismo en que al despertar, según relató a la Benemérita el acusado al entregarse, se había encontrado a Marta Calvo sin vida tras una noche de sexo y consumo de cocaína. Un hallazgo que, según detalló, le llevó a asustarse y decidir descuartizarla, así como a deshacerse del cuerpo en nueve fragmentos que introdujo en bolsas de basura y repartió en varios contenedores.

La primera de estas llamadas a prostitutas, con Marta ya fallecida, tuvo lugar sobre las 12 del mediodía, más o menos la misma hora a la que el teléfono de la joven de Estivella se apagó para siempre, según los análisis de la Guardia Civil detallados este martes durante el juicio.

La UCO pudo constatar asimismo que, tras finalizar la visita que la madre del acusado realizó durante los días 8, 9 y 10 de noviembre, Jorge Ignacio volvió de inmediato a intentar un cuarto contacto con otra prostituta a la que le preguntó «si hacía fiesta blanca», según explicó el inspector de la unidad de la Guardia Civil. «Lo hizo según dejó a su madre en el aeropuerto», detalló.

De estas llamadas, señaló el teniente, los agentes no tuvieron constancia por una confesión del acusado, sino por el análisis de los terminales que este utilizaba.

Tras intentar contactar con las tres primeras mujeres, Jorge Ignacio habría iniciado el desmembramiento del cuerpo de Marta e iniciado un recorrido para deshacerse de los restos en contenedores de Silla y Alzira. Sin embargo, el teniente de la UCO puso en duda que el modo de hacer desaparecer el cuerpo fuera el descrito. «Pudo iniciar el descuartizamiento tal como aseguró, pero el destino final no puede ser el descrito, porque el cuerpo no llegó al vertedero», aseguró.

Ante la magistrada, los guardias civiles encargados del rastreo del cuerpo de Marta repasaron el modo en que se desarrolló la búsqueda en las plantas de residuos. Primero determinaron a cuáles debían haber ido los restos de los contenedores detallados por el acusado, que eran las plantas de Guadassuar y Quart. También explicaron cómo el gerente de la primera de estas instalaciones se mostró «tajante» al señalar que no era posible que hubieran pasado por alto restos humanos debido a los protocolos seguidos en la recepción de la basura. En el de Quart, en cambio, les dejaron abierta la posibilidad, por lo que se decidió peinar el vertedero de Dos Aguas, donde van a parar los residuos de este complejo, sin que se obtuviera ningún resultado.

Dudas y droga

La magistrada Clara Bayarri citó también a declarar a la pareja propietaria de la vivienda de Manuel donde presuntamente ocurrieron los hechos, y que había arrendado al acusado. Estos dejaron dudas sobre su relación con Jorge Ignacio. En primer lugar por la falta de avales con que cerraron el alquiler, aceptando firmar el contrato a nombre de la madre del sospechoso pese a que era él quien iba habitualmente a pagar en mano a la mensualidad a sus caseros. Además, en estos encuentros en la vivienda habitual de los arrendadores, Jorge Ignacio, alguna vez acompañado también por su madre, se quedó a cenar. La pareja negó conocer las actividades de Jorge, a qué se dedicaba ni cómo obtenia sus ingresos. El marido sí dijo tener constancia de que el acusado «estaba estudiando». Aunque desconoce qué.

Por otra parte, negó a preguntas de la acusación que Jorge Ignacio le suministrara cocaína, pese a que en su declaración como testigo ante la Guardia Civil había dicho lo contrario. Llegó a detallarles que «cada mes o mes y medio» recibía entre 30 y 100 gramos por parte de Jorge Ignacio, por lo que la acusación le advirtió de que podía estar cometiendo falso testimonio. En la sesión también relataron los guardias civiles que el rastreo del posicionamiento de los teléfonos de Jorge Ignacio coincide con el periplo que describió por Silla y Alzira para deshacerse del cuerpo. Sin embargo, el paradero de Marta Calvo sigue siendo, a día de hoy, un misterio.

Guardias civiles «perplejos» ante el detalle del descuartizamiento

Cuando se entregó en el cuartel de Carcaixent el 4 de diciembre de 2019, tras semanas en paradero desconocido, Jorge Ignacio dejó «perplejos» a los guardias civiles por el nivel de detalle con que relató el descuartizamiento de Marta Calvo.

El teniente jefe del grupo de Homicidios de la UCO, que participó en aquella toma de declaración, manifestó este martes ante la magistrada lo abrumador que les resultó el aluvión de detalles que el principal sospechoso de asesinar a la joven de Estivella les dio sobre su actuación con el cuerpo de la joven. Les contó cómo bajó el cadáver desde el piso de arriba, cómo lo llevó al baño y en qué orden exacto comenzó a cortarlo en fragmentos. En el cuartel, Jorge cuenta cómo «empieza por la pierna derecha», cómo logra separarla del cuerpo, cómo la divide en dos, y sigue dando todo tipo de escabrosos detalles de cada uno de los nueve trozos en que dijo haber cortado el cadáver.

Para la tarea les dice que fue a comprar dos sierras a una ferretería, también que fue a un supermercado a por las bolsas, y que adquirió diversos productos de limpieza en un recorrido que la Guardia Civil pudo constatar a través de testimonios y facturas.

También les cuenta cómo pone doble bolsa de basura a cada fragmento y cómo las carga en su Passat ranchera para ir a tirarlas en distintos puntos. «Hay un matiz con el tórax, porque Jorge habla de que lo introdujo en otro tipo de bolsa, con asas verdes, que era más resistente porque el torso pesaba más», señaló el teniente.

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