Un joven mata a su tío durante una pelea familiar en una casa de Valencia

Drama familiar en el barrio de Ayora de Valencia. Un joven de 23 años mató ayer a su tío en una vivienda del número 11 de la calle Borriol, al clavarle un cuchillo en el cuello, supuestamente cuando ambos estaban forcejeando.

Tal y como indicaron fuentes del caso a LAS PROVINCIAS, todo apunta a que el fallecido inició una discusión con su padre en la vivienda. En un instante del enfrentamiento, la víctima habría cogido un arma blanca y habría amenazado a su progenitor. En ese instante, el ahora detenido (sobrino del fallecido y nieto del hombre increpado) se habría metido en medio y, durante el forcejeo, se había producido la herida mortal de la víctima.

El fatal desenlace tuvo lugar poco después de las cuatro de la tarde. Según las mismas fuentes, la familia había terminado de comer y en el domicilio se hallaban el matrimonio de propietarios, de avanzada edad, su hijo y un sobrino de estos. La mismas fuentes no supieron precisar el motivo exacto que originó la trágica pelea. El matrimonio contempló horrorizado lo ocurrido.

Fue el propio joven el que llamó al 112 al ver la gravedad de la herida en el cuello de su tío. Al lugar acudió una ambulancia del SAMU y varias patrullas de la Policía Local y Nacional. Los medios sanitarios nada pudieron hacer por la vida del apuñalado, con una herida mortal de necesidad en el cuello.

El drama sucedido en Ayora era quizás algo previsible. Las mismas fuentes policiales indicaron que sobre el fallecido pesaba una orden de alejamiento hacia su padre, el hombre con el que inició una discusión. Los motivos exactos de la medida judicial no han trascendido. Sin embargo, entre los residentes era conocida la conflictividad que emanaba de la vivienda escenario de los hechos. «Estaban casi todos los días discutiendo, hasta que al final cayó la orden de alejamiento sobre el hijo», aseguró un vecino de la familia, que prefirió no dar su nombre. «No puedo decirte nada», «no quiero meterme en líos» o «paso, paso, si hablo me da problemas», fueron algunas de las evasivas que algunos de los residentes en el barrio de Ayora lanzaron ante las preguntas de LAS PROVINCIAS para conocer más datos. Silencio y miedo se asentaron en las inmediaciones del lugar del crimen.

Horas después del suceso, el ambiente seguía tenso en el entorno de la calle Borriol. Los familiares lloraban en brazos de amigos mientras dos personas de avanzada edad estaban sentadas en sillas de un bar cercano. Se vivieron momentos de nervios cuando uno de ellos sufrió varios mareos, fruto del calor y la emoción.

Los familiares, que no quisieron hablar con los medios de comunicación presentes en el lugar, creen que el crimen fue un caso de legítima defensa. «Si ha sido así le caerá poco tiempo de pena», intentaba argumentar una amiga a un miembro de la familia afectada.

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