Espiada en un piso de alquiler para turistas en Valencia: «Me cambié y descubrí una cámara oculta en el cuarto de baño»

Patricia (nombre simulado para proteger su identidad) podría haber sido víctima de un delito contra su intimidad sexual. Y por eso ha decidido denunciar públicamente, y también a la Policía Nacional, lo que le sucedió el domingo 19 de junio, cuando llegó a una vivienda del distrito Marítimo de Valencia para pasar una noche junto a su familia. Allí descubrió con horror e indignación una cámara oculta en el cuarto de baño tras cambiarse para ponerse un bikini.

Tal y como ha asegurado a LAS PROVINCIAS, la joven de 29 años conoció el piso a través de una conocida plataforma de internet para alquiler de viviendas entre particulares para estancias turísticas cortas. «Tenía 50 reseñas muy positivas», describe, y eso le atrajo a seleccionar este lugar para la estancia.

La mujer llegó junto a sus acompañantes a las 16 horas y les recibió el propietario, un hombre de unos 40 años que, según describe, habita también en la casa. Le sorprenió un detalle: «El piso era viejo y estaba lleno de cosas por todos lados. Pude entrever, cruzando el pasillo, que en otra habitación tenía un escritorio con varias pantallas y muchos cables y trastos».

Varios detalles en la conducta del anfitrión despertaron sospechas y una sensación de alerta en la joven. Tuvo la intuición de que «parecía nervioso, con una falsa calma, y sin mirarnos a los ojos».

Pero lo peor llegó después. Así lo cuenta Patricia: «No pasaron ni 15 minutos y decidí ir al baño para cambiarme la parte de abajo del bikini para ir lista a la playa». Fue entonces cuando descubrió cómo estaba el cuarto, que describe de este modo: «Por alguna razón tenía muchas cosas aleatorias puestas en todas las superficies: toallas, bolsos, productos de baño, papel higiénico, paños...».

Pero un detalle llamó poderosamente su atención: «Descubrí una cámara oculta. Estaba en un bolso ragado con un agujero donde la luz se reflejaba. Al acercarme, pensé lo que podría ser, pero no quería creerlo». Su reacción fue tapar la lente con la toalla y comprobar qué era aquello. «Encontré un teléfono móvil transmitiendo en vivo mediante una aplicación llamada 'ServiceCamera'.», denuncia.

Como es lógico, los nervios se adueñaron de ella, «en especial al darme cuenta de que ya me había grabado desnuda». Uno de sus temores era que las imágenes íntimas hubieran sido ya registradas o incluso difundidas en internet, «lo que explicaría el bajo precio del alquiler, de 19 euros la noche». Es decir, tenía la sensación de haber caído en una trampa.

Su decisión fue coger el dispositivo para intentar probar el posible delito y salir inmediatamente de aquel lugar. «El propietario estaba en su habitación en ese momento y podría haberse dado cuenta de que lo había descubierto. Me producía mucha desconfianza y tenía miedo de que pudiera hacernos algo violento», confiesa.

De inmediato acudió a la Comisaría de Marítimo de la Policía Nacional, en la calle Xulilla, donde entregó el teléfono a efectos de investigación e interpuso la correspondiente denuncia. Allí «nos dijeron que justo el día anterior habían interpuesto otra denuncia con un caso similar» en otro piso expuesto públicamente en internet para alquiler la misma compañía

Al mismo tiempo, Patricia comunicó lo sucedido a responsables de la plataforma de internet en la que encontró la oferta del piso. «Nos dieron un hotel para pasar la noche y nos dijeron que se pondrían en contacto con nosotros para recopilar más información e investigar la situación». Uno de los empleados «nos dijo por correo que ya se había cerrado la investigación, pero sin responder a una sola pregunta sobre cuál había sido el resultado».

La víctima se siente indignada por lo sucedido y confía en que la Policía Nacional investigue los hechos en profundidad y se haga justicia, convencida de que su intimidad ha sido vulnerada. «Es importante alertar contra estas prácticas», concluye. «No es justo que esto ocurra y si puedo evitar que al menos una sóla persona se salve de ello ya me daré por satisfecha», argumenta.

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