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La joven acusada de matar a su madre, de espaldas, sentada entre sus dos abogadas. Europa Press
Una joven reconoce que mató a su madre y convivió con el cadáver cuatro meses en l'Alcúdia de Crespins

Una joven reconoce que mató a su madre y convivió con el cadáver cuatro meses en l'Alcúdia de Crespins

Confiesa en el juicio que planeó el crimen junto con su novio y que clavó un cuchillo a la víctima en el cuello después de que su pareja le dijera que lo hiciera

J. Martínez/Europa Press

Lunes, 3 de junio 2024, 13:42

Una joven de 22 años reconoció este lunes que urdió un plan, junto a su novio, para matar a la madre de ella en abril de 2020 en una vivienda de la localidad valenciana de l'Alcúdia de Crespins. El crimen tuvo lugar durante la pandemia en unos momentos de restricciones sanitarias como consecuencia del Covid-19, y la pareja convivió con el cadáver de la víctima, Anna Todorova, durante algo más de cuatro meses.

Mariya Tereza H. A., que tenía 18 años cuando sucedieron los hechos, declaró en el juicio con jurado popular, visiblemente emocionada y entre sollozos, y mostró su arrepentimiento cuando le preguntó su abogada si lamentaba lo sucedido.

La acusada explicó que fue su novio quien comenzó la brutal agresión, aunque reconoció que luego ella cogió un cuchillo y lo clavó en el cuello de su madre. «Entré en shock. No sabía lo que hacer. Él me decía 'hazlo, hazlo, hazlo' y, al final, lo hice», relató en el juicio.

La joven se enfrenta a una pena de 30 años de prisión por los delitos de asesinato y robo con violencia en casa habitada con la circunstancia agravante de parentesco, según reclama la fiscal y la acusación particular, que representa a otro hijo de la víctima. También solicitan el pago de una indemnización de 80.000 euros. La defensa, ejercida por las abogadas Isabel Carricondo y Laura Muñoz, difiere de los hechos narrados por las acusaciones y solicita la libre absolución para la encausada.

En esta causa también fue procesado el novio de la joven, de 17 años en el momento del crimen, pero ya fue condenado por un Juzgado de Menores a la pena de internamiento. Los hechos sucedieron al 1 de abril de 2020 en una vivienda de l'Alcúdia de Crespins en la que residían la víctima y la acusada, de nacionalidad búlgara. En un momento determinado, la joven y su pareja sentimental urdieron un plan para acabar con la vida de la madre, que tenía 46 años.

Deudas por drogadicción

La joven, que había tenido varios desencuentros con su madre, acordó con su novio cometer el crimen para poder estar juntos y hacer frente a las deudas del chico por drogadicción. Las discusiones eran frecuentes porque la madre no aceptaba a la pareja de su hija.

El 1 de abril de 2020, el menor acudió a la vivienda de su novia con un cuchillo y tres barras de pan. Estas últimas las llevaba para justificar, si le paraba la Policía, que había salido a la calle a comprarlas, algo que sí estaba permitido en ese momento de pandemia con numerosas restricciones. Una vez llegó al portal del edificio, el novio avisó a la joven para que abriera la puerta y subió. En el interior de la vivienda, cogió una botella de amoniaco y roció a la víctima, que estaba tumbada en el sofá.

Seguidamente, le golpeó en la cabeza y le asestó dos puñaladas. La mujer pudo levantarse y se dirigió malherida hacia el pasillo, donde cayó al suelo. En ese instante, el novio volvió a coger otro cuchillo de la cocina y le volvió a golpear en la cabeza. La hija, posteriormente, le asestó también varias cuchilladas y acabó con su vida.

La mujer falleció como consecuencia de un shock con perforación del corazón. Los jóvenes dejaron allí su cadáver, le robaron dos tarjetas de crédito y se fueron al cajero para sacar dinero. En total le robaron 6.200 euros entre el 1 de abril y el 4 de junio.

Los acusados convivieron con el cadáver de la víctima en la vivienda durante algo más de cuatro meses, hasta el 20 de agosto de 2020, cuando la Guardia Civil entró a hacer un registro en la casa tras la denuncia interpuesta por varias personas del entorno de los jóvenes. En ese momento la joven tenía intactas sus capacidades volitivas, es decir, que no presentaba anomalías mentales.

Maltrato y discusiones

La joven, que lleva cuatro años en prisión y mostró su deseo de contar lo que ocurrió ese día, manifestó que convivía con su madre desde que se divorció de su padre en 2014. Cuatro años más tarde, en 2018, comenzó una relación con el otro acusado, sobre el que dijo que «al principio era todo muy bonito» pero luego le maltrataba: «Yo se lo permitía porque pensaba que lo hacía por mi bien», apostilló.

Declaró que a su madre le parecía mal la relación porque veía «insultos, amenazas y burlas». «A ella le parecía mal que pasase esta situación y eran discusiones siempre», aseveró tras reconocer que consumía en esos momentos cocaína, 'speed' y marihuana. Entonces, la joven señaló que su novio comenzó a planificar el crimen porque «discutían mucho». El día 1 de abril se presentó en casa y roció a su madre con amoniaco. «Sabía lo que iba a hacer, sabía que iba a matarla», afirmó.

Tras ello, la chica cogió a su perro y se fue al baño. «Intenté marcar el 112 pero no tenía valor y para mí él era lo primero. Me asusté. Estaba despistada. Iba a llamar al 112 porque se escuchaban los golpes y cómo mi madre luchaba. Entré en schock», describió.

«Por una parte quise salvar a mi madre y, por otra, pensé mucho más en él», narró. Al salir del baño se encontró con su madre tumbada en el suelo llena de sangre y su novio le dijo que tenía que hacer algo: «Me dio un cuchillo y yo iba y no iba; iba y no iba y a la tercera fui y le corté en el cuello».

«No sé si mi madre estaba viva. No sé cómo estaba. Para mí sí estaba viva porque escuchaba como agonizaba a través de la boca con la sangre y todo eso. Él me decía 'hazlo, hazlo, hazlo' mientras yo daba vueltas por la cocina y me lo pensaba y, al final, lo hice», añadió.

Seguidamente, su pareja le abrazó «fuerte», cogió el cuchillo y lo tiró: «Me dijo que ya estaba y que los malos tratos ya no los iba a volver a tener. Dejamos a mi madre en el pasillo hasta el día que la Guardia Civil vino a casa», afirmó. También cogieron sus tarjetas del banco y sacaron unos 6.200 euros en total. Ella conocía el PIN.

Preguntada por el motivo por el que no hicieron nada con el cuerpo sin vida de la víctima, respondió: «No tenía valor. Yo limpié la sangre y el sofá y empecé a tirar los cuchillos por diferentes sitios de basura. Lo tiré todo». «Estoy muy arrepentida y pido perdón», señaló para concluir su declaración.

La parricida, el día que fue puesta a disposición judicial. Irene Marsilla.

Tras convivir cuatro meses con el cadáver de su madre, la joven fue detenida por la Guardia Civil después de que un menor acudiera al cuartel de Canals para revelar lo que le había contado una amiga sobre el asesinato. Esta chica también había ayudado a Mariya a limpiar la escena del crimen, pero no la delató porque la parricida le amenazó de muerte. «Si dices algo acabarás junto a mi madre», amenazó la joven, presuntamente, para que su amiga no denunciara los sangrientos hechos.

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